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Wednesday, April 9, 2014

-recuerdos varios-

Hace meses tomé un tren buscando huir de ti. En el momento creí que estaba corriendo lejos de mí. Sin saberlo terminé huyendo de ti, de nosotros, de mí misma, para ir por alguien más. Tomamos trenes opuestos yendo en direcciones contrarias, en el momento no lo pensamos bien o quizá fue el destino quien pensó por nosotros. Debimos haber tomado el mismo tren y alguno de los dos debió quedarse a mitad de camino pero huimos no tomando en cuenta que la Tierra es redonda y al final íbamos a encontrarnos nuevamente. 

Después de meses de recorrido, casi un año, más que buscando el olvido, huimos de nuestros recuerdos, después de meses te encuentro con una mirada que ya no puedo descifrar, te encuentro distante y con una sola palabra entre tus labios 
-adiós-. Debo confesar que guardaba la esperanza de que entre besos la dijeras, sin embargo, mi esperanza se desvaneció al penetrar tu mirada, se desvaneció aún más al recibir aquel sobre con mi nombre que contenía la pre-cuela de esta carta, te excusaste diciendo que era muy doloroso para los dos, jamás había visto tanta cobardía en ti como hoy.

Quité mi mirada de tus ojos, tragué el nudo que había en mi garganta casi sin que te dieras cuenta y sonreí vagamente, claro... después de tanto no logró saber si aún descifras mis sonrisas. De alguna manera ya sabía que el sobre contenía una carta y también aunque sin saber las palabras exactas sabía que me dirías adiós, en el momento mi boca no supo articular palabras, mi mente estaba demasiado concentrada en disimular y era fiel creyente de que nada de lo que saliera de mi boca iba a hacerte cambiar de opinión, iba a lograr que te quedaras... recordé aquella tiendita en la estación, el tren que nos llevó a ella y mi huida a Holanda buscando olvidarte entre recuerdos. Antes de abrir la carta la miré catorce veces como nuestra fecha y confieso también que las catorce veces titubee en dejarla pasar. 

Finalmente abrí el sobre, desdoblé la carta y di un respiro profundo, pensando en lo mucho que duele el adiós... cuando no se quiere, cuando no se espera. En tu caligrafía perfecta encontré dolor, marcado en lo grueso de la letra, también en las gotas provenientes de tus lágrimas marcadas en el papel, por otro lado en mi mirada encontré miedo y en mi mente descubrí que era miedo a la suavidad de tus palabras. Leí esta carta palabra por palabra intentando buscarle otro significado, algo más, intentando leer entre líneas como siempre hicimos, para ser sincera esperaba un –pídeme que me quede- mis palabras lo intentaron todo, esta carta por ejemplo es otro intento de lo que mis palabras planeaban hacer, pero creo que después de tanto pedirte que te quedes sería demasiado absurdo. Lo tomarías como una burla quizá.

Terminé de leer tus palabras con lágrimas en los ojos y un corazón algo arrugado, corrí al lugar que fue solo nuestro durante mucho tiempo, lugar del que he estado huyendo porque solo grita tu nombre, escribí esto porque supe que mi respuesta no había sido suficiente y entre tantos recuerdos y buenos momentos solo pude encontrar una palabra capaz de ser pronunciada por mis labios: perdón

Estaciones de trenes, tickets de buses, noches de frió, rosas rojas, lencería negra, tulipanes violetas, amores azules, labios rojos, personas varias… ya no descifró tu mirada, hoy desconozco tus besos, se me olvidaron tus abrazos, sin embargo recuerdo tu rostro y tu perfume impregnado en mis sabanas. Pudimos haber sido increíbles pero elegimos no serlo.

Pasó febrero sin ser nuestro y nuevamente estamos en un abril que hace algún tiempo lo fue y dejó de serlo, hoy te lo entrego nuevamente esperando que con él más que el adiós venga un perdón.
-que seas muy feliz-

Tuya quizá, tal vez, alguna vez, lo sé.