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Sunday, March 29, 2015

-sé-

Querida Amiga

No te pregunto que se siente vivir con una relación destinada al fracaso porque ya lo he vivido, sé lo que se siente. Sé que se vive con la esperanza del utópico pensamiento de que no fracase pero con la certeza de que eventualmente lo hará. Que cada día es una prueba y cada noche que pasen juntos es aliento para la ilusión, que cada mensaje es una incertidumbre y que cada despedida suena a adiós. 

Sé todo esto porque ya viví como dicen por ahí "con la esperanza guardada en el bolsillo roto de un pantalón", lo he sentido. Lamento que desde ahora vivas con el miedo de que exista alguien más y que también sientas que en este mundo no existen personas en las cuales puedas confiar, me duele que te mires al espejo y no te sientas digna... y es que tu error fue poner tu valor en la mirada de alguien más.

Sé que suena falso eso que todo el mundo dice de que el tiempo te va a curar, pero te prometo que es cierto, sé que es verdad, solo tienes que buscarte cosas buenas y aunque no me creas, aunque no sea nadie, te repito, encontrarás la felicidad. También sé que ls cigarros ya no bastan, que no cubren la ansiedad y que te cuesta respirar, que en las noches ya no duermes tranquila y los brazos que fueron sociego hoy huelen a soledad, que los besos que tanto amabas hoy guardan el amargo sabor de la traición y que desde hace poco más de un mes todo el mundo (todo tú mundo) perdió color, pero pasará. 

Las noches no serán tan largas y aquel nombre que parecía título de sonetos o nombre de constelaciones ya no será el amor. Lo más lindo será que todo eso ahora llevará tu nombre, sí, lo sé, sé que piensas que miento, que por ahora tu nombre solo parece rimar con dolores, que te preguntas qué hiciste para merecer tanto mal y que dudas incluso de la existencia de un Dios. Sé que sus palabras, esas tan abundantes y llenas de esperanza ahora parecen falsas pero pasará y es que nada dura y todo pasa, aunque no trascienda pasa... 

Yo te prometo amiga mía que el no es tu culpa nena, no es tu culpa algun día lo creerás y que ese hombre que sembró primaveras en tus hombros con los besos que no fueron solo tuyos ya no será quien te haga sentir que importas, que no estás sola, porque tú debes saber que aunque todavía lo amas como ayer, sí, así, siendo sin ser, algún día lo serás, serás tuya y no de él.

Wednesday, March 25, 2015

-inconexo-

He fumado más de la cuenta estos últimos meses, ya sabes desde febrero... la realidad me ha golpeado cual ola golpea la piedra que intenta pararla y fue solo después de tantas heridas que entendí que simplemente tenemos que dejarnos llevar. Mi estación no tenía bahía, ni siquiera un río pequeño, pero en el abismo de esta desolación poco a poco se fue creando un lago que ahora veo como un inmenso mar, el comienzo del Pacífico, tal vez, la distancia que separa nuestras almas. En mi cabeza retumba una frase que no deja de acompañarme desde el invierno más frío o el infierno más caliente que estos meses he vivido, "somos un río, sí, pero yo me estoy ahogando". 

Quisiera que esto fuese una carta de amor de esas que no existían tanto pero que no eran inexistentes. Esas tras cada madrugada en mi alcoba o que en febrero tras el si que se encargó de destruir mi vida se hicieron bastante recurrentes, esas donde te hablaba de la fe, la religión de tu mirada, lo mucho que creía en tus abrazos y como las constelaciones fácilmente podrían llevar tu nombre porque así yo jamás me perdería. Y es que te amé hasta donde la sinceridad de mis palabras, mi idioma, me permitió amarte y créeme que estas quisieron llegar muy lejos.

Miro esas cartas y más de la mitad de mis poemas con la mirada de un perro al que se le da la orden que no entiende y el sentimiento de un niño el cual su padre se fue de casa y esta vez ya no volverá. Y me pregunto si alguna vez volveré a escribir con tanto sentimiento, tanta fe, si alguna vez llegaré ser esa persona de nuevo. Hasta donde se permitirán llegar mis palabras si ya en este poema lo que buscan es frenarse. Con los frenos de los párrafos inconexos y el sentimiento de una niña perdida que se quedó en aquella estación esperando al "amor  de su vida",  que prometió buscaría unas rosas y volvía pero aquello solo era una mentira mas. Debí saberlo, las rosas ni siquiera son el tipo de flores que me gustan. Tú más que nadie lo sabías cuando aquella rosa rosa significaba despedida. Tal vez fui demasiado ingenua.

Mi ingenuidad se convirtió en abismo y aquel abismo creo una bahía, porque no podía permitirse que aquella niña siguiera esperando contemplando el aroma de una flor que se moría, tras el susurro de un te amo respaldado por mentiras. Aquella bahía nos robó la inocencia y la distorsión verdad-mentira sigue tratando de colarse en su corazón. En su mente... ahí ya es muy tarde, ya lo ha hecho, fue bastante fácil, debo confesar que una vez que el amor se demuestra falso, dejar de creer en el mundo se vuelve pan comido. 

Supongo que el Pacífico se quedará pequeño y que eventualmente el niño crecerá y entenderá porque papá no vuelve. Que la marea no siempre es alta y que en algún punto aprenderé a disfrutar las olas o simplemente a saltarlas. Supongo que en algún momento (y espero en esta vida) leeré este poema y me reiré de lo inconexo y sabré que no me siento más así.

Y es que todo pasa o eso dicen.


Sé que mi risa no está perdida para siempre que volveré a cantar sin pensar en ti y que en algún punto mis poemas tendrán de nuevo sentido e incluso existirán cartas de amor, constelaciones con diversos nombres y de esos poemas que decías que ya no hacía y que por ti intente tantas veces. Tal vez algún día, los mismos se escriban solos. Pero mientras tanto toca dejar que la distancia se marque, que el niño se tome su tiempo para asimilar lo que pasó y que la realidad no golpee tan fuerte. Mientras tanto encontrémosle lo bello así sea al color del mar mientras aprendemos como nadar sobre las olas de tanta realidad.

Wednesday, March 4, 2015

-contigo, huyendo de mí-

Llevaba años perdida y ni siquiera lo había notado, divagando, delirando, intentando evitar la realidad, huyendo de mi… supongo que no hay dolor más fuerte que el no querer encontrarnos y me pregunto ¿Qué cosa tan mala existe en mí que llevo años evitándolo? Y a su vez, de dónde emerge tanta tristeza, tanto miedo, tanto dolor. Y con esas preguntas tomé mi maleta y decidí salir corriendo, salir corriendo a unos brazos que no me lanzaran preguntas sino que fueran capaz de acallar mi propia voz, los tuyos parecían ser perfectos, durante mucho tiempo incluso parecían ser la respuesta  y el camino, aquel calor tan reconfortante cuando yacía en ellos jamás me hicieron pensar que fue mi falta de amor quien los trajo allí. Sin embargo nada dura.

Ahora me doy cuenta que fui yo quien quiso encontrarse en otros brazos, cuando en realidad en ellos solo huía de mí, sabes, por momentos pensé que eras el mejor lugar para estar, ese donde mi alma podía sentarse a descansar, donde por primera vez sentí que podía ser yo misma, sí suena irónico que ante tanta adversidad y mentiras me sintiera tan real, pero por primera vez sentí que estaba en el lugar correcto, solo contigo tuve esa certeza.

Mirando al pasado no me atrevo a llamarte error, ni arrepentimiento, aprendizaje tal vez… pues fuiste tú quien muchas veces me trajo a esta estación y fui yo quien tantas más tomó el tren a ti, ese que huía de mí. Debo confesar que estaba ciega pues estaban todas las señales, las flores nunca estuvieron y los chocolates solo eran para los enamorados, las peleas nuestro daily basics y en realidad aquella estación siempre fue mi única solución, pero no quería soluciones quería salidas.

Después de años divagando donde la única forma de no sentirme inerte era besarte me encuentro perdida en mi propia estación, al principio el lugar estaba lleno de recuerdos y espacios grises, hoy empiezo a encontrarle un poco de color a las paredes. Las preguntas corren detrás de mí y a veces me da miedo que las respuestas, que sé están dentro de mí, duelan demasiado. No voy a mentirte y decirte que cuando me siento en aquel banco que mira justo a tu tren no me duelen los besos que se sintieron reales ni aquella noche en la cual a tu lado te decía que eran tus brazos mi lugar preferido y que un te amo se adaptaba perfectamente a la situación. Pero de cierta forma agradezco que seas tú quien me trajo a este lugar, aunque con miles de reproches, entre esos, el por qué me quedé tantas veces.

Sé que fueron los ojos verdes que le aseguraron el cese de fuego a mi guerra, aquella boca que tantas veces proclamó paz, la que siempre dijo lo que quise escuchar y esos brazos que durante mi propia guerra fueron seguridad.


Hace no tanto decidí quedarme en aquel tren donde me dejaste, ese que prometiste llevaba a tu olvido y mi encuentro, y en medio de él abordaste a pedir una oportunidad, sin embargo, esta estación más que hablar de los dos solo habla de mí y ni siquiera yo creo estar aquí, no está tan poblada y las interrogantes son niños corriendo detrás de mí, hoy a varias semanas los niños han ido disminuyendo y ahora juegan entre ellos y en ocasiones encuentro la paz simplemente viéndolos. Quisiera decirte que en esta estación ya no hay más trenes que me hagan huir o que no espero encontrarte en aquel vagón del cual salí corriendo por si algún día ser yo misma se siente extraño. La verdad es que aquel tren está parado y la taquilla a cualquier destino que no sea yo tiene varios tickets, sí lo sé, soy yo quien debe quedarse, y por ahora quisiera afirmar que no lo necesito y aunque no sé a dónde me lleva esta carta, supongo que lo que quería decir era que a pesar de las mentiras te agradezco traerme al lugar donde siempre debí estar.