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Tuesday, May 20, 2014

-lost-

-mayo veinte, 13:41-

Querido Alguien


Vuelvo a la rutina de escribirle porque siempre fue usted mi confidente, porque en ocasiones necesito a alguien que calle pero escuche, porque a pesar de todo usted siempre escuchó.

Desperté esa noche para volver a dormir, para perder de nuevo la sonrisa que hace algo estuve buscando en el muelle donde creí haberlo perdido, para siempre tal vez. Intento recordarlo bien pero el dolor ha nublado todo, tras unas palabras todo se desvaneció, la habitación se volvió fría y oscura, casi pude sentir el sabor de lo efímero haciéndose tangible. Las lágrimas empezaron a correr como queriendo quedarse, como queriendo formar parte de mí para siempre, mientras una sensación de derrota invadía mi cuerpo, luchar no tenía sentido porque en el momento juro pensé que lo había perdido todo, sabes que siempre tiendo a exagerar. Me tumbé a llorar porque las lágrimas me tomaban como si fuera de ellas, porque estos días es lo único que sé hacer.

Comencé a pensar en la brújula descarriada por la cual me había perdido, sí, esa misma, la que me llevó a él. La busqué desesperadamente y recordé que se había roto aquel día tratando de colarme por su ventana, recordé también que en mi intento de repararla le había ocasionado un daño irreparable. Sin embargo traté de sonreír recordando los buenos momentos pero en aquel instante todo aquello parecía ser prestado. Querido alguien entre tantas distracciones lo he perdido todo, entre tanto ruido me perdí a mí y ahora que la habitación se volvió oscura, fría y silenciosa, ahora que estoy sola conmigo misma, no sé cómo lidiar con eso. Ya no sirve sentarme en aquel muelle a esperar por mi sonrisa, ir a los trenes para huir de ti, de él, de mí o simplemente salir a recordarle, es demasiado tarde y no, no estoy hablando de la hora. Más que perder todo aquello soy yo la que no se encuentra, no me encuentro, ya no me veo en esos lugares.

Al no saber dónde buscarme volví a aquel punto en el cual hace tiempo fue mi único lugar donde pude sacar el dolor. No quiero mentirte, no a ti. Tenía tantas ganas de no encontrarme ahí pero lo hice. Me encontré con la mirada perdida mientras mis manos se movían al compás de las lágrimas casi sin saber lo que hacían, podría jurar que era inercia. Más que la decepción de verme allí me invadió el desespero porque hace no tanto fui lo suficiente ilusa para creer que jamás volvería a pisar aquel lugar. Nuevamente querido alguien, ya no eres tú, no es él, son un montón de cosas más pero enumerarlas me tomaría otra carta y un café quizá, a veces pensé, se necesita solo una pizca de dolor para abrir aquello que creímos haber cerrado, tengo tiempo intentando cerrar este hueco pero más que cerrarlo lo llené de cosas buenas pero efímeras que se desvanecieron al son de unas palabras.

Querido alguien, escribo esto sin un camino concreto, solo para no perder la esencia y la costumbre de escribirte, porque tal vez así consigo sacarla de allí, tal vez aquí, en esta carta, en mis palabras, tal vez tú o tal vez yo, consiga encontrarme.



Wednesday, May 14, 2014

-inquilino en mis recuerdos-

Querido inquilino en mis recuerdos:
 
Esta mañana fue fría y el sol no brillaba tanto, me desperté llorando y decidí correr a esa plaza donde algunos de nuestros sueños se hicieron reales, otros simplemente se desvanecieron en el tiempo, solo porque fuimos demasiado cobardes y  para ir tras ellos. Me senté en una banca y decidí ver a la gente pasar, decidí sentarme a esperar, y así como algunos de nuestros sueños se desvanecieron ,se desvaneciera también este amor. Evidentemente aquello no sucedió, sino este poema no existiría. Aparentemente soy demasiado cobarde para correr lejos de este -nuestro- amor.
En aquella banca vi lo que fuimos, lo que somos y lo que por mi parte quiero que lleguemos a ser; vi mejores amigos mirándose con deseo y sonriendo como si el mundo se detuviera en ellos; parejas que caminaban como si la costumbre más que sus pies los llevaran; grupos de personas simplemente disfrutando del presente y una que otra caminando sola como buscando encontrarse, como vagaba yo cuando me dedicaba a pensarte.
Descubrí que cualquier día era suficiente para estar bien o estar mal, que no necesito que sea viernes para esperarte, domingo para recordarte o lunes para matar mi ilusión. Me enteré ayer que el martes puede cumplir el papel del lunes y que el domingo y el viernes pueden juntarse un miércoles a esperar por ti en una banca.
Después de observar y tanto recordar me levanté de la banca, para qué mentirte, mejor te digo que sí, que todo el tiempo que permanecí ahí estuve esperándote. Crucé la calle y en el tablero vi la hora a la que llegaría mi próximo bus, miré el reloj, faltaban trece minutos. Decidí dejar de buscarte y empecé a mirar los buses que llegaban, buscando entre ellos aquel que dijera 201, solo tú sabes el porqué. Nuevamente... fallé en el intento de dejar de esperarte. La mañana seguía tornándose fría y estaba a punto de dejar de ser mañana, busqué lo poco que tenía para abrigarme, sequé mis lágrimas y vi pasar mi bus. Al ver a la gente bajar de él vislumbré tu rostro pero pensé tal vez, que estaba demasiado loca y creí haberte visto, ya que este, no era el bus que tú tomabas.
Escucho una voz que pronuncia mi nombre y sigo convenciéndome que he pasado demasiado tiempo en el frío, observando a gente, pensándote y que esto es solo producto de mi imaginación, finalmente cuando estoy convencida decido subir la mirada, eras tú, buscándome en el único lugar donde un miércoles a las seis de la mañana pensaste podía estar, mi casa, y al no encontrarme volviste aquí, con la esperanza de que tal vez, como tú, quisiera volver.
Tus ojos dijeron palabras que tu boca jamás podría articular y a su vez tus brazos confirmaron lo que tanto estaba deseando que esa mirada significara, como siempre, en tus brazos, encuentro paz. Ahogué un llanto inmenso entre tus brazos y en mis labios no encontré palabras, encontré besos… y al separarme lo único que pude hacer fue volver, porque no quiero irme jamás de este lugar, no otra vez.
Mayo 2014: descubrí que el miércoles puede ser un día maravilloso, puesto a que te encontré buscándome y debo confesar, es mucho mejor que como siempre encontrarte solo, esperando.