translate me

Sunday, December 29, 2013

-sí quiero por eso digo que no-

Domingo veintinueve; es de noche y escucho unos pasos; pasos y el crujido de aquella bota en la madera, en ese escalón que está un poco roto, ambos sabemos porqué. Fantaseo para que sean tus pasos los que estoy escuchando.

Pero ya ni siquiera mi mente se permite fantasear de esa manera, es demasiado para el corazón, aparentemente -le hace mucho daño- mencionó algún señor experto en él. 

Mis párpados se vuelven cada vez más pesados y voy cayendo, cayendo en un sueño que me lleva a ti, a nuestras fantasías y tus recuerdos. Me despierto alarmada dos y algo supongo, mis recuerdos son mentiras y un peso encima que en las madrugadas entra en mis sueños y abre mis ojos, verdades escondidas tras mentiras que ya no puedo soportar; en una almohada y quizá alguna sustancia encuentro paz, paz, paz… ya te expliqué lo que significaba para mí. 

Y es que últimamente siento tanto que parezco no sentir; me callo como guardando mis palabras porque tengo miedo de que todas salgan corriendo y no las pueda recoger, peor aún, tengo miedo de no arrepentirme de estas palabras que salen de un sueño a las tres, esas que salen porque no han podido más, que salen buscando decisiones que tomar. Logro conciliar el sueño nuevamente, te olvido, pienso en ti. 

Es de mañana y recuerdo; porqué guardé mis palabras; porqué decidí callarme y sentir; porqué cada vez que pienso en intentarlo digo que no y lo dejó así. Es de mañana mis ojos se abren y mi mente está alerta; recuerdo porqué tantas verdades llenan mis ojos de lágrimas y porqué ahora cada vez que quiero decir no digo que sí. Y pensando en lo mejor para los dos, dejando de lado todos nuestros sentimientos y aquel triste corazón. Callo mis sentimientos, abro los ojos, me levanto de la cama y las fantasías se desvanecen ante la realidad, aquella que me recuerda que debo dejar atrás cualquier futuro recuerdo de ti. 

Monday, December 23, 2013

-volviendo a las tormentas internas-

-tic toc- sonó el reloj mientras dormía, pero no quise escucharlo, estaba en un sueño tan profundo, había caído en aquel trance, ya sabes ese de los lindos sueños y estaba tan letárgica de aquel sueño mágico que me había permitido acallar todos mis sentimientos.

Hace algún tiempo mi brújula se descompuso, hace casi dos años que no sé de ella -dos- descubrí también que era mejor (me funcionaba más) ignorar las cosas, porque jamás me sentí lo suficientemente fuerte para lidiar con ellas.

Hace algún tiempo un reloj con el leve sonar de sus manecillas me indicaba que el nuevo día había comenzado, pero hoy, después de tanto esfuerzo por tratar de silenciarlo, suenan manecillas y campanas; sonidos estruendosos de una brújula algo descarriada que me está volviendo loca, que me anuncia que todo ha terminado.

Ya me había percatado, hace un tiempo, cuando aquel vestido de lunares de colores produjo nostalgia y dolorosos recuerdos, sabía que tenía que sacarlo de ahí, tenía que salir corriendo ¿Qué me detuvo? No lo sé, pero las señales de alerta se volvieron ineludibles; el rojo de peligro nubló mi vista; las lágrimas imponentes y aquel dolor, el mismo que hoy estoy sintiendo, ¡sí! Ese que hice parte de mí, está más pesado que nunca y se ha vuelto insoportable.

Me levanto confundida y preocupada, con una sensación llena de culpa; rabia; decepciones. Alguien más, quizá tú, se encargó de decirme que es tiempo de partir; que no queda nada por lo que luchar; que si no echo a correr en este instante, hoy cuando no es -demasiado- tarde, aquellas ganas de morir, esas que habían borrado mi sonrisa, volverán.

Me despierto de un salto, pienso que todo es solo un sueño, que el mal momento pasará. Cierro mis ojos de nuevo y me repito -no es tu culpa nena, no es tu culpa- ya lo sabes, tengo que decirlo en un tono convincente para volver a ese estado de paz. Paz… paz, para mí esa palabra paz significa no sentir, son sinónimos en mi vida.

Nombres; alertas; culpas; resentimiento, resuenan en mi cabeza y esa nena asustada solo ha escuchado -es tu culpa nena, es tu culpa- las cosas con las que decidí no lidiar decidieron volver, en un tamaño sorprendente, magnificadas, y nunca aprendí a correr demasiado rápido (supongo que jamás pensé que lo necesitaría) el peso de las cosas que callé o eludí me están hundiendo y en mi defensa solo salen cosas malas, palabras horribles, que no sé si las pienso-siento pero sé que intentan ser hirientes, pobres palabras, solo buscan herir para terminar historias.

Cómo me gustaría ponerle un listón azul cielo o amarillo sol a esta historia, darla por terminada con aquel final feliz, ese que estuvo siempre presente en los cuentos que leí, pero no los consigo, no lo consigo. Porque no consigo el punto que otorga felicidad y final, ese que no duele, lo mío siempre fueron los punto y coma (;), ya sabes, enumerar cosas.

Cómo quisiera que aquel reloj no sonara más o haberle prestado atención a esas alertas, cómo quisiera haber lidiado con aquellas cosas (aun cuando no las entendía) aprender a dejar ir, ya que de eso se trata la vida. Como quisiera que esa mariposa que susurra que te has ido, que te olvide, pero que suplica que la mantenga, esa que puede volar, como quisiera se llevara tu sonrisa y me haga olvidar tu luz, traiga aquellos colores, esos con los que quise hacer los listones, a mi vida y mi cielo, para callar la culpa y tener mejores días.

Sunday, December 15, 2013

-la petite étoile-

151213


Es de noche, estoy despierta, lo sé por lo que he escuchado, pero sé que no estoy aquí, mi mente está desorientada, en otro lado, quizá solo merodee por lugares desconocidos; quizá esté extraviada en tus recuerdos o en esa parte, desolada, de mi mente donde solo habitas tú.

Me quedé pensando en las miles de analogías que podríamos ser, descubrí también que ninguna podría describirnos, no perfectamente, porque -no somos- y yo... yo siento tantas cosas que termino sintiendo nada.

Medio cigarro consumido, pienso en cenizas. Es entonces cuando miro al cielo y me doy cuenta ¿Lo ves? Nuestro cielo, y lo iluminado que él está, sí, se debe a tantas luces, las de nuestra ciudad por supuesto, lo sé suena irónico, miro las estrellas, aunque solo puedo observar unas pocas sé que el resto de ellas están ahí, tal vez esperando a ser descubiertas, esperando a ser miradas y halagadas por los ojos de algún curioso. Y me vi ahí, yo, una estrella más en aquel cielo iluminado, tu cielo, jamás aprendí sobre constelaciones, no sé nada sobre cómo leerlas, supongo entonces que jamás sabré si al menos fui importante, si mi luz fue lo suficientemente intensa y mi lugar fue el correcto, intensa sin cegarte, y el sitio correcto para ya sabes, servirte de guía, sin saber siquiera si me llegaste a ver, sabes que solo puedo observarte desde arriba, deseando que algún día, no sé que tan lejano, si tu cielo deja de iluminarse mi brillo sea el suficiente y mi posición sea la adecuada, aun si nada de eso sirve, espero me quede el sosiego de que sepas que en cierto lugar al alcance de tu vista, yo estoy; pero si incluso nada de eso basta, si -parece- no ser importante, desearía entonces que incluso de día pudieras estudiar alguna constelación, que al menos, parezca lo suficientemente interesante para captar tu atención: lo suficientemente importante para que le dediques tiempo o lo suficientemente absurda para llevar mi nombre. 

Tuesday, December 10, 2013

-cómo se construye algo con el deseo constante de dejarlo ir-

Aquel día solo quise decir adiós

me voy porque no puedo soportarlo; porque las lágrimas se volvieron demasiado pesadas y empezaron a agrietar mi corazón; porque dejé de excusarte y comencé a conseguir día tras día razones para alejarme; porque entendí que era mi turno de ser egoísta y dejar de pensar en ti; porque cuando pienso en ti nunca pienso en mí; porque me has hecho más daño que mi Querido Alguien y ya no se puede aguantar; porque sí es verdad, te necesito, pero necesito más de mí, necesito más estar bien de lo que necesito esto, de lo que necesito de ti-a ti-, porque será cuestión de enterrar recuerdos y drenar mi vida de ti, de quitarte esa importancia que te había obsequiado, esa misma que nunca perseguiste, la cual nunca te molestaste en demostrar merecer; porque se escribe más en la soledad y serenidad del alma, es ahí donde se evoca lo que se siente porque no se siente, donde se recrean los sentimientos; porque si para sentir he de sentir esto, me rehúso entonces a sentir; porque ni la persona más especial vale tanto daño; porque eres mi boleto a aprender a decir adiós; porque necesito crecer y no puedo imaginarme un futuro así; porque un «nosotros» incluso ese, el cual yo quiero, o aquel con tinte de amistad, solo me lleva a un hoyo negro y de profundidad desconocida, decidí que no quiero más cosas confusas, no quiero más negro, y el blanco no pareces poseerlo bien, quiero colores, pero no aquel rojo que obtuve de ti, ese donde descubrí que buscaba azul pero que no éramos lo suficientemente buenos para este color, entonces nos convertimos, nos convertí en púrpura, qué color tan desdichado, aprendí ahora que nunca lo debí elegir, nunca lo quise así y como buen rojo que se convirtió en púrpura con solo un rastro de azul, te llevaste todo de mí, dejándome seca, sin ganas, mostraste una belleza brutal pero efímera, teñiste mi alma de fuego y ahora solo quedan cenizas que decidiste no barrer, tu esplendidez sobrehumana, sí, confieso, la noté y la amé, pero luego me di cuenta que no era mía, que podía verla también en tus palabras hacia cualquier otra mujer, me diste nada, demandaste mucho, quitaste todo y solo te dedicaste a destruir, mi alma y quizá el fondo de mi mente, ese donde estaban mis aspiraciones y algunos deseos, que soñaba para mí, donde el nosotros los alcanzó, cómo viéndome tan herida tienes la osadía de no querer dejarme ir, con qué clase de egoísmo decidí tratar, a qué clase de ruina egoísta decidí amar, renunció a lo que es nada, -para mí lo es todo- con todo mi orgullo por delante dejo esa nada -todo- por buscar para mí y solo para mí, lo mejor, tomado una decidí con egoísmo, siguiendo tu juego, para encontrar algo bueno, un rayo de sol.

-ocho minutos de calor y un árbol que no sabe cómo dejarme ir-


Otra madrugada más donde todo duele, páginas con delicadas manchas de lágrimas que una vez más han sido derramadas; palabras con rabia y dolor, y la ilusión de un me voy que una vez más parece ser definitivo, para entonces conseguirme con la indignación presente en la página siguiente, donde sabes que te engañas solo pretendiendo que nada pasó, en esa página, esa misma donde aún quedan rastros de lágrimas, donde la tinta y la sangre se traspasan, donde solo decides omitir para comenzar a desvariar, a inventar historias, llegando al punto donde es más que insano, donde las excusas para quedarnos se han vuelto demasiado armadas y empiezo a ceder, empiezo a perderme, mi mente comienza a entender que no puede más, que por más que busque las razones, esas que son para irme han desplazado las ganas y las razones de estar, esas ganas de estar que tanto me había costado encontrar, y me consume como nada me había consumido, las cosas que sé y no quiero saber, las cosas que sé y no puedo decir. Pero qué hago, si mi amor dejó todo su egoísmo y pasó a ser aquel sol que en las noches solo vive para el brillo de la luna, un amor que ha desplazado mi ser, ese amor que últimamente solo se cubre de nubes y tormentas; mi amor que cuando lo ves partiendo lo llenas de arcoíris y rayos inmensos de sol, ese que cuando quiere renunciar lo haces brillar como nunca; pero mi sol solo ve egoísmo, porque incluso cuando él sabe que la luna ha de necesitar de él, también sabe que ella es capaz de disfrutar lo efímero de los ocho minutos, ochos minutos llenos de inmenso brillo y calor, sin pedir perdón, sin siquiera esbozar el susurro de un lo siento, sin sentirse culpable, sin mostrar importancia, sin pedir que se quede, ella no va a mirar para adelante a ver que le deparará un futuro sin el sol y mucho menos mirará atrás buscando dónde falló; qué hizo mal. ¿En qué momento nos perdimos corazón? Cuándo tanto amor e ilusión nos quitaron el don de discernir, en qué momento tanto amor nos dejó soñando con la ilusión de emular un para siempre y no volver jamás. 

Yo quería la promesa de un para siempre, mas no fue el para siempre que quería el que conseguí. 


Jugando a que no hay tiempo, a aprovechar el momento, mientras me doy cuenta que voy firmando con nombre y apellido; aparentemente sin fecha de expiración un contrato a herirme constantemente, he firmado con acciones, he dado mi consentimiento, diciendo que está bien, de alguna forma me encadené a un árbol a punto de ser demolido y por alguna razón mi esperanza por salvar aquel árbol no me deja escapar, aunque hay una parte de mí que está cansada, que tiene miedo, que muere por salir corriendo y no volver más, no la dejo, no sé por qué, pero no puedo. ¿Dónde están las llaves a la libertad? Si en algún momento las tuve, ¿dónde las habré podido dejar? Cómo le gano la batalla a la costumbre, a la rutina, ahora lo entiendo, eso de decir que es letal, necesito entender que mientras no quiera salvarme nadie me podrá salvar; ¿de dónde saco la fuerza para desencadenarme y andar? Pareciera que mis brazos ya se hubieran acostumbrado, ya no saben estar sin aquel árbol, que cuando están lejos, buscan su calor, buscan ser atados, mi cuerpo al parecer se ha adaptado a estar al pie de este árbol que ni siquiera es hermoso, que no es inmenso, este árbol que cada día va perdiendo la belleza que vi en aquellas hojas y la madurez y el refugio que había encontrado alguna vez, en un pasado lejano e inconexo en su tronco, entonces mi lógica se pregunta, aquella parte que parecía estar inerte en mí, me hace entender que si lo miro bien, si solo dejo mi cuerpo y desvarío un momento, mi única pregunta radica en "qué tiene este árbol de especial que mis brazos sin tener cadenas no lo han podido soltar, pararse y andar?" 

-not good enough to be blue, not good enough to be yours-

A quién escribo…

He querido ser el rojo en tus pinturas durante tanto tiempo, colorear tu vida, dibujar sonrisas, aun si no soy la mejor artista, por ti, por ti lo intentaría, cual escritor dejar que mis versos fluyan y escriban tu historia, una linda, esa donde eres feliz, donde puedas dar lo mejor de ti y después de tanto, aunque duela aceptarlo, comprender… que yo, yo no figuro en esa historia, tu historia, que tras todo el trayecto recorrido, aunque quiera, tu felicidad no está conmigo, no, después de tanto, después de todo, no quiero buscar culpables, quiero tener esa madurez, quiero aceptarlo, quiero dejar de mentirme y verdaderamente comprender, quiero… dejarte ir ¿tal vez? Y ahí, en ese momento, en ese preciso instante, sentarme a observar, ser una espectadora, pero no una más, quiero ser esa, la que pone las marcas en el camino, la que trace las líneas, escriba el guion, la que más que dramas y tristezas, coloque risas y color, pintarle a tu sol una sonrisa y observar, observar desde afuera, para así buscar mi propia historia, mi aventura, donde en mi imaginación, en la mía, claro está, tú encajas perfectamente, esa que ha de quedar en sueños, en fantasías.

Entonces dejé de preguntarme qué hacía con tanto, dejé de ver fantasmas donde no los había, dejé de alterar la realidad, de aferrarme a tus recuerdos, esos recuerdos que me mantenían, porque me había aferrado tantísimo a esas fantasías, con una convicción increíble, con una ilusión tan ciega, cual moribundo aferrándose a la esperanza de la vida o a la ilusión de una luz, de un después. Riendo con ironía me doy cuenta, el daño que esa ilusión me hacía, me habías cegado tanto, convertiste mi rojo de advertencia en luces verdes, invertiste todas las señas y hoy por fin me acerco, hoy por fin creo que lo acepto, quiero dejar de fantasear, quiero dejar de preguntarme y continuar, quiero mis aventuras, mi propia historia, esa donde te dejo atrás, quiero que mueran los recuerdos ya consumidos, que se esfumen como aquel humo del cigarro que una vez, hace algún tiempo, dejaste encendido.

-ironía-

Es irónico que vengamos al mundo a partir y nadie nos enseñe a decir adiós ¿Cómo es que lo único seguro que tenemos es lo que más duele y más nos cuesta? ¿Por qué aunque sabemos no podemos aceptar lo efímeras que son las cosas? Porque aunque todos digan que lo entienden nadie lo hace, porque la gente solo se concentra en decir lo que creen que te hará sentir mejor, pero no lo que verdaderamente te hará olvidar, por qué el adiós es algo que tenemos que aprender por nosotros mismos, por qué no puede ser de esas experiencias que lees en los libros y no tienes que vivirlas… ¿qué hago con todo esto que no quiero sentir? ¿A quién le digo adiós si no lo quiero decir? Demasiadas preguntas me invaden, diversos sentimientos me abruman y mi llanto sencillamente no cesa, porque no puedo comprender que perder es lo más natural de la vida, que todo el que entra en nuestras vidas definitivamente no es para quedarse y simplemente no podemos no permitirles entrar.


Te vuelves tan vulnerable al sentir y tan fría al intentar evitarlo, pareciera que al abrir nuestro corazón cualquier cosa puede dañarnos, pero aún no puedo entender, si es natural y es necesario, ser vulnerables y arriesgarnos, por qué no enseñar, por qué no entender, que debemos partir, que hay que perder, que decir adiós es parte del ciclo de la vida y que aparentemente olvidar no es la salida, que entre pedazos y pedazos te vas reconstruyendo, que esto es necesario para seguir creciendo, que algún día vas a recordarlo con una sonrisa, que ese día pronto va a llegar, que todo pasa, que así como una vida no es trascendental, así efímero como el tiempo, que así también será ese sentimiento, por qué me cuesta entenderlo, si yo lo sé, por qué no lo comprendo

-pasados que atormentan, recuerdos que no saben si deben ser olvidados-



Fríos amaneceres han tocado mi puerta, susurrándome que te olvide, recordándome que te has ido, mariposas fragmentadas de un pasado que es sombrío, sonrisas y recuerdos de un ayer, turbio, pero contigo, entonces… me pregunto si será verdad, que sin ti todo es normal, que los amaneceres no traerán tu nombre y que las sonrisas se adueñaran de mis labios; mi pasado, tú, tan presente que suena a futuro, un futuro incierto, algo escurridizo, un futuro que huele a tu perfume pero que ya no lleva tu nombre.

Cómo dejar ir lo que nos acompaña todo el día, que se ha vuelto parte tan importante de tu vida, de nuestra conciencia, pero amor, ya no sé, no estoy segura, quizá solo quizá me atormentas ¿y yo qué seré? ¿Un pasado claro o un recuerdo oscuro? ¿Una sonrisa segura o tal vez algún rasguño? Me pregunto tanto, tanto, si siquiera seré una cosa, si mi nombre por tu mente pasa, y si aún sientes las mariposas, entonces cariño mío te pregunto cómo me lo pregunto a mí, aun si no lo quisieras pero pudieras ¿me olvidarías? porque nunca quise convertirme en parte inerte de tu memoria, pero tampoco quiero ser una evocación que atormenta, un recuerdo no deseado.

Mi arte, que no conoces, mi arte que no te olvida, tus palabras que en mi mente quedan, tus acciones, acciones tan vacías ¿será esto seña de nostalgia? Una nostalgia que anhela y añora la felicidad de esos días, tu nombre en mis sonrisas, sonrisas que ya no están y miradas que se volvieron vacías, se tiñen de azules mis discursos empapados de las lágrimas mías, entonces corazón te lo pregunto una vez más ¿lo olvidarías como él me olvidaría?

-tormenta interna-

Tic toc, suena el reloj, el nuevo día llegó, pero… no estás preparado para los buenos días y la luz parece no ser tan brillante.

Buscaste mil razones para sonreír, decidiste ocultar lo que estaba mal pero ahora tienes ganas de morir y piensas que no puedes más.

Y ¿si te digo que todo va a estar bien? Que está bien que por ahora no lo esté y que yo estoy acá.

¿Acaso eso cambiaría las cosas?

Te volteas al oír tu nombre, pero, ya nada suena como en su voz, la gente piensa que lo entiende todo pero en realidad no, dicen cosas sin sentido que pretendes entender contestando varias veces “gracias estoy bien”

Pero he visto tus ojos, he explorado tu alma, en vagado en tus deseos y descifrado tu coraza, no me mientas te lo ruego, no me mientas… a mí no, nuevamente aquí estoy y te pido si has de morir, no lo hagas solo por favor.

Llévame contigo, trae su voz de nuevo, háblame al oído, ven dime que has vuelto, llévame al castillo, ese en que los sueños pueden vivir siempre, cuentan algo eterno.

Llévame contigo pero llévame lejos, sabes que conmigo no hace falta un falso bueno, sé que te preocupa, sé que te atormenta, pero ya verás amigo cuando pase la tormenta, el sol que yace escondido por fin hará presencia y la luz que hay en tu alma nacerá de las tinieblas para encontrarse conmigo y decirme que estoy cerca. 


-seguía escribiendo para ti-

Y me encontré ahí, en el mismo lugar de siempre, sola anhelando tu presencia, deseando fuerte que todo fuese un sueño y volvieras, llorando tu ausencia porque fue la perdida más significativa y el golpe más duro que jamás alguien me había dado. Nunca entendí qué nos pasó, o qué fue mal, porque para mí siempre fue especial, jamás me detuve a pensar si me hacía daño porque sólo recordaba lo bueno y después de un tiempo decidí perdonar y pensé que no me volvería a doler, ya no. Pero pasa el tiempo y me doy cuenta que las cosas suceden por razones que en el momento no logramos comprender, porque estamos demasiado cegados por sentimientos y no logramos ser objetivos, a final de cuentas no somos objetos y por ende tenemos sentimientos, que mal que bien se involucran. Pero después de todo lo pasado comprendo, que sí estuvo bien y quizás logré aprender, ¿me marcó? Totalmente, pero esas son experiencias ¿No? Comprendí también que a mi edad hay cosas imperdonables y que el hecho de estar juntos me hacía e incluso aún, sigue haciéndome daño y aunque agradezco todos y cada uno de los momentos no vale la pena andar mendigando amor y tampoco vale la pena gastar tiempo en comprender algo que simplemente sucedió, a veces sólo se trata de dejar ir lo que probablemente amamos porque amar solo no tiene sentido y aunque suene más “incoherente” dejarlo ir, lograr ponernos en un lugar, eso que a veces llamamos dignidad, vale mucho más, después de caídas, golpes y heridas que tal vez cuesten en sanar te das cuenta que no era esencial aunque el hecho de no serlo no le quita lo especial al buen recuerdo, que aunque marcó y dolió formó lo que somos hoy. 

-this is my favourite-

Querido alguien, espero que seas capaz de leer esto.

¿Cuántas veces no hemos deseado que alguien nos escuche y calle? Pero somos tan inconformes que solo queremos a ese alguien, ese que tal vez no esté dispuesto a escucharnos o a aceptar lo que decimos, entonces decidí escribir esta carta, para mi alguien, ese alguien que no escucha ni ve lo que quiero, pero que en un determinado momento dijo todo aquello que no esperaba escuchar y que me ayudó tanto, esta carta es para ese alguien que sin pensarlo cambió mi vida, querido alguien, espero que seas capaz de leer esto.

Puedo empezar esta carta, siendo muy formal, con un cordial saludo pero a quién engaño, no es lo que quiero, he venido a hablar de sentimientos y mantengo esa esperanza, de que aún me escuches, no calles… para mí no es necesario que tú lo hagas, siempre me ha gustado escucharte.

Hace tanto tiempo que no hablamos y quizá no te imaginas pero he cambiado, todos esos pequeños detalles que me hacían peor, hoy me hacen ser quien soy y tal vez hasta mejor, tomé cada uno de nuestros errores y los convertí en poema, en cientos de versos que esperan por tu lectura, te cuento desde que te fuiste me ha encantado escribir, sobre todo porque lo hago de ti y hasta a veces para ti, como en este momento.

Siempre he pensado que están esos recuerdos que atormentan constantemente y otros que simplemente nos hacen sonreír, te encuentras entre los dos, vivo entre recuerdos, nuestros recuerdos, que aún gritan tu nombre, esperando que regreses como lo hacías antes, pidiendo disculpas y afrontado los hechos, no sabes cuánto te echo de menos y hasta a veces pienso que vivo del arrepentimiento.

¿Te había dicho cuán difícil es perder cuando no quieres? ¿O alguna vez te mencioné lo mucho que extraño tus consejos?  Sé que crees que no lo he hecho, pero yo pienso que no me has escuchado, mi voz para ti ya no es importante, se oye como un susurro intentando ser escuchado por los oídos adecuados, ¿Estás de acuerdo? 

Hablemos de ti, ¿Cómo van tus sueños? ¿Y tu orgullo, qué tal está? ¿Sigue siendo el mismo escudo de siempre? Sé que te sigue alejando de mí, pero supongo, no es importante. Lo único que si puedo afirmarte es que sigues cambiando mi mundo, día tras día, ¿Impresionante no? Como una sonrisa nos puede cambiar la vida o una discusión traernos la más grande infelicidad, me sigues enseñando eso, aunque no te des cuenta.

No es que tus recuerdos no sean una buena fuente de inspiración, todo lo contrario, pero… ¿Cuántas veces no hablábamos sobre dejar ir el pasado? No lo estoy haciendo, no le estoy siendo fiel a nuestras propias promesas.

No sé si sabes, pero odio esas promesas, esas que dicen ‘para siempre’ las cuales nunca cumplimos, suena irónico ¿no? Ya entiendo perfectamente eso de “nunca digas nunca y tampoco digas siempre” porque es tan falso, “el nunca, nunca se cumple y el siempre, siempre termina” es irónico, pero es así, ambiguo como la vida. Vida a lo que yo llamo destino y tú nombras como elecciones, entonces es mi pregunta ¿Fue nuestra elección terminar así? ¿Es mi elección seguir escribiéndole a un público inerte? Ya lo creo, ah y creo que has podido notar, soy de esas que ahora hace muchas preguntas, ¿Estás dispuesto a darle respuesta? Porque yo sigo aquí, dispuesta a escuchar cada palabra que tu boca pueda pronunciar o cada palabra que tus manos estén pensando en escribir, todo aquello que en un determinado momento no significó nada, y unas cuantas respuestas, tal vez inútiles, hoy significan todo.


Querido alguien, se me olvidó mencionarlo, pero creo que después de todo, es más que obvio, aún te quiero y perdón por repetirlo pero… te extraño.

-ensayo sobre el amor-



Amar, demasiadas preguntas, un solo tema, millones de sentimientos

¿Por qué si podemos estar enamorados sin amar no podemos amar sin estar enamorados?
Acaso hay un manual para aprender a amar o es que debemos sentir sin saber que sentimos y entregarlo todo sin garantías, confiar en el enamoramiento para que luego no nos guste el amar, porque empezamos a ver los defectos o porque simplemente el entregarlo todo, abrirnos y dejar conocer lo que en realidad somos, no nos gusta.
Y cómo es que yo sin conocer el amor hablo de él, cómo es que me atrevo a pronunciar estas palabras sin haberlas sentido en algún momento ¿se necesita saber para hablar sobre eso? Pero quien que no ha sentido este miedo, a salir herido, miedo a involucrarse, podrá hablar de lo que en realidad se siente, el amor teniendo pocas definiciones y tantos significados, eso que todos buscan y pocos están dispuestos a dar, porque todos tienen este miedo, porque muchos somos cobardes y que este miedo no se demuestre no significa que no exista, porque si bien es cierto que una persona te hiera no significa que todas lo harán también es cierto que el temor siempre se encuentra latente, porque un corazón roto una vez, jamás, se recupera al cien por ciento porque las decepciones siempre existirán y el no esperar nada no es factible.

Después de enamorarse e intentar amar, no poder por cobarde, dejar que el miedo nos paralice y no nos permita avanzar, no querer entregar nada y aun así querer recibirlo todo, sentirnos culpables por recibir pero aun estando conscientes no ser capaz de dar, solo porque existieron personas que en un determinado momento no supieron apreciar aquel amor y aquellos sentimientos que venían con un corazón esperanzado.
¿Y qué hacen aquellas amistades que deciden convertirse en algo más? Como logran no involucrarse y si esto llega a pasar, entonces qué, se dejan, arriesgándolo todo, poniendo en riesgo una amistad que en un determinado momento fue importante y por un desliz se pierde, ¿el amor es firmar un contrato? Un contrato donde hay fecha de vencimiento y reglas “explicitas” donde el que se involucra más pierde y donde lo que damos en ocasiones no es suficiente, ¿por qué si el amor es algo que se busca tanto, este trae tantas consecuencias? Según Paul Claudel, escritor y diplomático francés. “La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo mejor que hay en nosotros” ¿entonces esto quiere decir que si no entregamos todo, si no damos lo mejor esto no es amor?  

¿Por qué hablamos de que amar es perder? “El que se enamora pierde” entonces decídanse ¿Amar es perder o ganar? Tantas interrogantes para un solo tema, como es que hay quienes son amadas sin saber amar y aun así siguen siendo amados, como hay quienes aman sin saber amar, solo porque tu concepto de amor es erróneo, pero ¿Quién sin haber amado podrá definir el amor? Y ¿Quién es capaz de juzgar la manera de amar de otros? Solo porque una sociedad ve un amor, que no está bien.


Porque nunca nadie que no haya amado y aun habiendo amado podrá definir el amor y si este no puede definirse menos puede ser juzgado, amar es simplemente dejarte ir y aceptar las consecuencias que este amor pueda traer, siendo un contrato o simplemente un juego, quien ama y es amado no entiende, porque el amor siendo simple es un tema que la sociedad aun no comprende. 

-una amistad convertida en juego-

Buscando todo y más, cuando ella solamente quería una amistad, él quería obtenerlo todo, ella no estaba dispuesta a entregarlo. Él tenía cariño para todas y ella queriendo mucho deseaba ser la única.

¿Entonces qué es lo que en realidad logra esta historia? Ella no estaba pidiendo amor porque descaradamente parecía no necesitarlo, simplemente no estaba dispuesta a compartirlo. Sin embargo él quería tener un cúmulo de experiencias hasta que llegara la correcta, quien mereciera su amor.

¿Por qué una amistad ha de convertirse en algo más? Arruinando la única posibilidad de hacer las cosas bien, dándole paso al desliz, abriéndole camino a la monotonía atípica de estas relaciones sin fundamentos.


Un beso sin garantías, un sueño quedado en sueños, miles de decepciones y uno que otro momento de risas fue en lo que se convirtió esta amistad que un día deseo ser grande pero que a la palabra amigos se le añadió el término “especiales” arruinando con el todo lo que estuviera a su paso, acabando con los buenos recuerdos, construyendo nuevos, llenos de celos. Ya que empezaron a sentir más de lo previsto, comenzaron a salir verdades que simplemente no debían decirse, ni siquiera debieron nombrarse.

-note to self-

"nos cansamos de estar para quienes jamás van a estar, pero no sabemos cuándo desistir, ocurre que tenemos que saber cuándo ceder para poder ser feliz"

-recuerdos-

7/01/2011
sigo sintiendo lo mismo

Cosas cotidianas que se han vuelto dolorosas porque decidiste atormentarme con recuerdos, te incluiste en mi vida sin preguntar puedo y ahora decides marcharte sin llevarte los recuerdos y confiando en que el tiempo hará lo mejor para los dos.

Pero es que el mismo tiempo quiere darse un tiempo y dejarme aquí, recordándote, riendo y llorando por algo que fue y que no será más.

Y a veces me pregunto cuál es el sentido de seguir con este sentimiento y me cuestiono el poder olvidarte pero también dudo el  querer hacerlo. 

Quizá es simple, el decidir hacerlo, pero no fácil el hecho de intentarlo, porque cuando estoy a punto de decidirme tú decides por nosotros, decides llegar otra vez, te cuento que a mi ilusión le gusta creer y a mí me cuesta perderla, y se por experiencias que para aceptar la realidad hay que perder la ilusión pero estoy tan aferrada a ella y no estoy lista para perderle.

Sé que el amor es una emoción que así como llega se va y que puede ser real, pero me cuesta tanto aceptar que esa emoción se ha ido de ti o tal vez no he descubierto como alejar este sentimiento que hoy llevo por dentro y me atormenta cual recuerdo de lo nuestro.