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Thursday, April 23, 2015

-regresiones-

Me gustas más cuando sé que no te duelo.
Me gusto más cuando sé que no me dueles.

En varias ocasiones quisiera poder devolver el tiempo y preguntarle a aquella niña qué es lo que siente, qué piensa y por primera vez escucharla a ella, antes de que todo se haya desvanecido, quisiera poder correr a la realidad solo por un segundo, a ese dolor del que tanto huí y poderlo pensar fríamente, poderlo sentir, suena descabellado pero después de tantas cosas sé que no es imposible.

Sé que hay una niña en aquel cuarto, que mira con ojos tristes,  que te dice que te vayas porque nadie más se ha quedado… cómo ella podría soportar que alguien la quisiera, ella lo sabe, todos se van, todo pasa, nada dura… eso la asusta, aunque sé que debería calmarla y se pregunta cómo dejar entrar a alguien que va a partir. Eventualmente se van me dice… lo sé respondo y la entiendo, ella sabe que la entiendo, pero necesito darle esperanza, necesito que crea en ella, que crea en mí, así que respondo: es lo más bello de esto… eventualmente pasa, dije esto como recordándolo, así como me gusta, sin dolor.

Dejé a esta pequeña niña a un lado y avance más adelante, ella no había crecido mucho sin embargo lucía completamente diferente, sus ojos llenos de lágrimas reflejaban la rabia que contenía en su cuerpo, nadie habría podido pensar que algo tan pequeño podría contener tanta rabia, recuerdo que pensé que su rabia podía destruir el mundo, y así fue, aquella rabia destruyo el nuestro… salí de mis pensamientos y le pregunté qué le pasaba, contestó que le habían robado la vida, es una frase demasiado fuerte para una niña tan pequeña pensé pero tenía que intentarlo, tenía que saber a qué se refería, después de todo era yo misma quien iba a cargar con esas cruces.

La dejé hablar y comprendí que nunca entendió cómo todo pasa y como nada dura, solo se quedó con que todos eventualmente se van pero más que eso me sorprendió el hecho de lo que el amor había logrado hacerle… todavía intento descubrir si aquella atrocidad pudo llamarse amor, y es que jamás imaginé que iría en contra de mis principios por alguien más y mucho menos en nombre del amor en contra de alguien más, y así fue, ese fue el comienzo de todo lo demás, es como si una vez que fueras en contra de tus principios nada ni nadie te impide seguir  rompiendo tus reglas… cómo podemos ir contra nosotros mismos por alguien más. Buscamos amor y el amor más grande, más puro de alguna forma lo matamos y con el todos nuestros sueños y con nuestros sueños nuestra inocencia y con nuestra inocencia se nos va poco a poco la vida, en cada día, en cada llamada donde el fondo es el viento de una ventana o el llorar desesperados, en el quedarnos por miedo, en el no sernos fiel a nosotros mismos, en esas noches donde te sientes culpable por el simple hecho de irte a dormir o donde no sabes si tienes miedo de que no conteste o de que siga allí….

A veces quisiera volver a esos momentos para cambiarlos pero sé, que mientras tanto, mientras no puedo volver me toca pedir perdón desde el fondo de mi corazón, porque todo, todo pasa.  


Monday, April 20, 2015

-reflexiones de una mente confundida, que se va aclarando-

“Piérdete en mí y quizá te encuentres”

 Una frase de un grafiti, en una de las calles de mi ciudad, la cual hace años frecuentaba mucho y en estos últimos días ha estado dando vueltas en mi cabeza. Debo confesar que aunque la frase siempre sonó muy linda jamás la entendí del todo, retuitié la frase, le di like a cada persona que en instagram colocaba la foto del grafiti, la miraba y me parecía súper profunda pero dentro de mí lo único que podía preguntarme era ¿cómo carajo perdiéndome en otra persona voy a lograr encontrarme? estaría  perdida por amor a Jesús… pero bueno, algo de poeta siempre he tenido y dejaba de darle vueltas a la frase porque la poesía es así, sin sentido.

La verdad, ahora, cuatro – cinco años después creo que para el momento, simplemente nunca me había perdido (tanto) en alguien como para lograr encontrarme, Eso y que estaba viendo la frase desde un punto bastante literal, pero para la poca sorpresa del Sheldon interno que hay en mí, terminé perdida. Entonces me pregunto ¿Hasta qué punto debemos perdernos en otras personas para encontrarnos? sí lo sé,  esto suena a una pregunta de TDC (teoría del conocimiento) en pleno quinto año y apunto del BI (bachillerato internacional), amigos vueltos locos, Angélica pidiéndome asesorías con los ensayos  y yo colocándole hasta qué punto a toda pregunta para que sonara un poco más TOK (las siglas en ingles de TDC), pero lo cierto es que hoy, dos años después, mirando la frase y mi pregunta con lenguaje tokiano y más dentro de mí me doy cuenta que sí, que a veces nos hace falta (me hizo falta) perdernos hasta un punto muy hondo en alguien/algo más para poder encontrarnos, es ahí cuando recuerdo la siguiente cita de Cortázar, que también se pasea por mi cabeza cada tres veces por semana aproximadamente, “Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte.” Sí, la frase es bella, a su manera, pero a mí hasta hace poco solo me generaba rabia, y es que me daba tanta rabia tener que mirarlo y verme… aunque quise desviar la mirada muchas veces, sus acciones no me dejaban porque me mostraban todo lo que yo odiaba de mí.

Es irónico, como a veces las acciones de otra persona pueden mostrarnos tanto de nosotros mismos, de lo que hay dentro. Él fue mi espejo y uno que ni queriendo no mirarme, me dejaba de reflejar en él. Y ahí, diciéndole esta frase con rabia a un aproximado de siete mensajes por segundo, en plena pelea por Whatsapp, por fin entendí la frase, (todos los likes y rt comenzaron a tener sentido) y sí, perdiéndome en alguien más me había encontrado, por el simple y llano hecho de que me había mostrado que estaba perdida, me había ayudado a dar el primer paso, el “hey que estoy haciendo, no quiero ser esta persona” y justo ahí, en frente de mí, en esa pelea de doscientos mensajes sin leer en solo 10 minutos, o en la conversación con mi mejor amiga diciéndole todo lo que el tipo no era, ahí estaba yo y todo lo que me molestaba de mí. En eso que hacía llamar él aun cuando quería desviar la mirada para no ver-/le/me

Había estado demasiado perdida sin darme cuenta, me perdí en el camino, me alejé de mis luces, mis metas, mi rumbo e incluso juraba que me estaba entregando de pies a cabeza a alguien cuando yo ni siquiera me tenía. ¿Loco, no?  Y fue ahí cuando se vinieron los golpes y después de “él no se merece a alguien como yo, yo soy demasiada mujer para él” “es un desgraciado y me jodió la vida” o “es que yo no soy suficiente para él”, “todo lo que pasa es mi culpa”, “la felicidad no está hecha para mí” y un sinfín de frases que hasta hace dos meses eran mi pan de cada día (cualquiera de las dos facetas) me di cuenta que era yo, que la respuesta siempre había estado en mí y que todo el piérdete en mí, o el eres mi espejo, apuntaba siempre a lo mismo, que las noches en vela, los días llorando, el respectivo stalkeo y las diferentes frases, todas me llevaban a abril, que sí, que quizá no lo vi antes porque aparte del pensamiento sumamente literal, la inocencia que en parte aún conservo y cualquier otra cosa por la cual en el momento no pude comprender tantas frases iban a cobrar sentido en tal esperado abril y me quedé como Alex Ubago, guardando solo lo mágico que nació en abril. Aquí es donde mis pensamientos se atropellan por tener sentido, están luchando por ordenarse, y que aunque este post no tenga mucho sentido, me lo debo a mi misma.

Y es que estuve tanto tiempo sumida en la idea de que los problemas eran de alguien más y por eso alguien más debía resolverlos, simplemente porque dentro de mi había tanto ruido, tantas voces internas que no quise escuchar sino acallar que sinceramente me daba miedo escucharlas, me daba miedo encontrarme con algo que no pudiera lidiar… pero no fue así, no fue el fin del mundo, aquí estoy escribiendo esto. Lo que quiero decir con esto es que en ocasiones estamos tan preocupados echándole la culpa a alguien más y criticando al tercero que no vemos que somos nosotros mismos los que nos dolemos, lo que nos molesta, por qué, porque aceptar eso sería aceptar que la mentira se nos vino abajo y que la excusa no nos sirve, que todo el montón de miedo que tenemos sin resolver hay que resolverlo, que nosotros y solo nosotros, somos la respuesta. Y puedes como yo perderte cuatro años en alguien más hasta llegar más abajo del océano pacifico, más allá de donde se encuentra el petróleo y encontrarte o ser sabio y cuando te moleste algo de alguien corregirlo en ti mismo (para esto se necesitan suficientes golpes antes).

Yo era de las que pensaba que no tenía que poner la mano en la hornilla para saber que no debía tocar lo caliente o que me iba a quemar y vivía con el pensamiento de que sí podíamos aprender de las experiencias de terceros, sino para qué nos iban a servir los libros de historia, sin embargo, desde que tengo uso de razón mi mamá utilizaba las siguientes frases: “qué veo en ti que se parece a mí”, “cada quien juzga por su condición” y “cada quien es el reflejo de mis pensamientos” debo haber escuchado esta frase por lo menos 265 días del año desde que tengo seis aproximadamente y jamás hasta estos meses logré aplicarlas en mi vida, entonces sí… tuve que poner la mano en la hornilla para aprender que el fuego quema.


Pasé los últimos años con demasiado sin resolver, demasiado equipaje por decirlo así y queriendo que alguien más, ese… ustedes saben “The One”; porque para colmo sin importar si tenía 12 o 19, el tipo ya tenía la etiqueta de que era el nombre de mi vida, con quien me iba a casar, a tener mi casa con jardín y los hijos de max (mi perro) y obviamente mis tres niñitas, que hasta nombre tienen solo les falta el apellido y bueno la mitad del ADN; viniera a resolver todos mis problemas y no estoy hablando simplemente del apellido y la mitad del ADN de Sabrina, Julieta y Elizabeth, no, sino también de todas mis inseguridades, mis daddys issues, mis miedos, mis creencias de novela y demás y no vale… la cosa definitivamente no fue así, porque no es así, no debe ser así y no le corresponde a nadie más que a uno mismo resolver sus vainas, así que saquémonos de una el mojón mental. Claro que es chévere que Pedro (por ponerle un nombre) no sea un Don Juan y tenga una lista de a cuantas me cojo en un año y entre esa estés tú de repitiente todos los años que creíste estuviste con él. Pero de todo lo demás el compararse con las amigas, los celos absurdos, el que no puedan ni dormir porque ya hay otro, no es parte de Pedro resolverlo, nos toca a nosotros, porque nuestras son las inseguridades, no de pedro… porque nadie más va a resolver tus rollos por ti y es que ni que Dios mismo baje, si tu no quieres, ni aceptas, ni con toda la ayuda vas a salir de ahí, y bueno así fue, a mí Dios me pudo haber bajado, llegaron más de mil príncipes de todos los colores y no pude ver las cosas diferentes porque yo misma no quise hacerlo. Así que espero que este post le pueda servir a alguien que esté en esa misma conversación de siete mensajes por segundo sin darse cuenta que nuestra respuesta somos nosotros mismos y sino le sirve a nadie por lo menos me sirve a mí, como el reminder de que estoy más cerca de lo que pude haberlo estado porque por lo menos estoy dando el primer paso. 

Supongo que ahora cuando me digan, no eres tú soy yo, lo entenderé y no me molestaré tanto, porque verdaderamente era yo y no él, y en su caso era él y no yo, y así vamos... 


Wednesday, April 15, 2015

-constelaciones de sonrisas-

Pasé años buscándote sin saber que siempre estuviste, sí, te busqué, en los lugares equivocados quizá, en sus lunares color tierra, en sus vasos a medio acabar, y aunque no lo creas te busqué. Sin saber que eran tus pecas las que simulaban constelaciones cuando se juntaban con los hoyuelos de mi sonrisa y hoy te vi, nos vi. En medio de la multitud, entre tanto ruido, con la ropa puesta y noches enteras sin soñar, con una caja de cigarros que de tan solo pensarte me queda media y que de nombrarte ya se ha encendido. 

Te vi y lo recuerdo como si fuera la primera vez, con tu jean color azul, casi como cualquier otro pero solo tuyo y aquella franela negra algo vieja que usabas incluso debajo de tu camisa más formal porque decías te traía suerte al cantar. En aquel bar el tiempo no había pasado y escuchar tu voz como soundtrack de mis penas y aquella noche fue la sensación más increíble que alguien como yo pudo haber vivido. Quisiera poder describirlo con palabras pero solo quien haya escuchado tu voz en aquel lugar puede entender lo que estoy diciendo. 

Sé que nunca he sido buena escribiendo cosas felices pero por ti, por ti hoy hago el intento. Lo intento con la mejor de mis ganas y mi más bonita letra, incluso legible, sin perderse mucho en pensamientos para que puedas entenderla. Porque tú, tú me recuerdas todo lo bonito de la vida, de mi vida cuando estás en ella. Tú, tú eres la luz de mis recuerdos y hablar de ti es pedirte que esta noche sea eterna y que al finalizar le des descanso a mi sonrisa que sabemos que mañana seguirá brillando por ti. 

Volviste a aquel bar como buscando-me/nos/te como preguntando con la mirada si seguía escribiendo poemas para ese niño que solo aceptaba mi sonrisa si venia después de quitarme la ropa, mientras que tú nunca necesitaste desvestirme para desnudarme, tú simplemente me desbloqueabas con aquella sonrisa. Te mostré mi diario y sonreíste, las páginas estaban en blanco, sabias que este era un nuevo capítulo, no sabias que a veces escribo desde la última página y que esa tenía tu nombre. Comenzaste a hablarme de tu música, tus padres, el perro que nunca tuvimos y tus clases de francés sin acabar. Yo escuchaba deleitada y cuando llegó mi turno tararee en tu oído lo que recordaba de aquella canción que siempre habló de ti y sonreíste. 

Pasadas las veintitrés dijiste que era tarde y debías irte, tus ojos recorrían mis labios tratando de adivinar si mi adiós era un hasta luego o un adiós definitivo y te fuiste. Al llegar a casa tomé aquel cuaderno que nunca habló de él y te escribí esto esperando que al leerlo te des cuenta que sí… que es hasta luego, hasta siempre, que te encontré, que voy contigo, que mi sonrisa no para de gritar tu nombre y este poema lleva tus iniciales escondidas en el, que todas las tachaduras son lindas porque hablan de ti y que te estuve buscando, que espero que no sea tarde porque hoy te he visto y te he encontrado. Porque en aquel beso que no fue supe que eras tú. 

Porque por ti vuelvo a aquel bar, escribo legible y bonito, con tu canción en repeat y la vida, la vida me habla lindo, porque a tu lado sé, que no necesito más que una sonrisa y que tus pecas son el camino que a su lado llevan al cielo. Que no debo temer, que si sonrío no voy a perderle y que si te beso no me engañas. Porque a tu lado sé que soy yo y no alguien más, porque por ti veo lo más importante, sé cuando llorando de la risa no puedo más que a tu lado yo soy.