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Saturday, June 21, 2014

-sobriedad-*?


La noche se torna larga y brillante, el cielo me cuenta que es hora de dormir pero la falta de estrellas me indica que aunque duerma no soñaré, no es una noche para soñar, y me desvelo… buscando estrellas, buscando sueños. Me desvelo pronunciando tu nombre, para adentro como con miedo, porque en realidad temo que el eco en mi mente duela demasiado. Hace no tanto juraría que tu nombre era regalo de dioses, inspiración de poetas, porque al escucharlo o pensarte se creaban mil poemas en tu nombre, sin embargo, ante la falta de estrellas me cuestiono, me cuestiono absolutamente todo, desde aquel cordial saludo que nos trajo a lo que quiera que seamos hoy, bajo este cielo nublado sin estrellas, hasta el momento en el cual una vez más y casi podría jurar que la última, volví a elegirte… el problema no radica en la elección sino en las opciones, entre aquellas opciones me encontraba yo y nuevamente te elegí, poniéndote por delante ¿sabes? No fue la primera vez, aunque mentiría si te dijera que no será la última.

Divago en el desvelo ante la ausencia de sueños y el exceso de realidad, pensando que quizá ciertas canciones mienten, que amarte no siempre vale la pena y que siempre es mejor el bueno por conocer. Me doy cuenta que aunque tal vez me contradigan mis palabras eres la incertidumbre más certera que conozco, la que me ha demostrado que ni siquiera apareciendo las estrellas más brillantes en este, nuestro cielo nublado, me harás tocar cielo o poner los pies en la tierra, que lo cierto para ti no existe y que soy un nombre más en tu lista con asterisco y un signo de interrogación perpetuo, que aunque mis condiciones no sean las mejores para asegurar el arrepentimiento, el qué hubiera pasado me carcome, la interrogante de si con otro nombre las cosas serían distintas, me da vueltas, el mundo me da vueltas, desde que leo el primer mensaje con tu nombre hasta que los mismos confirman que aunque hablen conmigo jamás hablarán de mí.

Y me pregunto, como se pregunta cualquiera, si estoy en el lugar correcto y le doy vueltas a la pregunta queriendo que tus acciones me respondan tan errante interrogante, aunque la respuesta puede que no vaya a gustarme del todo, o peor aún, qué hago con la respuesta…

El sol me indica que con o sin sueños es hora de dormir, con tu nombre, unas dudas y unos cuantos nombres más me voy a la cama, ya sin ganas de soñar porque entre tanta incertidumbre estás tú, y el sentimiento en  ocasiones me hace sentir en casa, también la certeza de que al momento de soñar sé que lo haré con tu nombre.