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Sunday, June 28, 2015

-a quién escribo. Redención y capítulo final-

quiero decirte que te amé te amé como nunca amé a nadie porque quizá nunca había amado y fue el sentimiento más dañino del mundo cuando amamos sin amarnos. No tenemos que entregar porque no podemos entregarnos y nada, nunca, basta. Quiero decirte que jamás pude sentirme querida y que el fantasma de tu ex siempre fue mi sombra, el parámetro de comparación que nunca pude alcanzar, aunque yo fui todo eso que ella nunca fue tanto malo como bueno, jamás pude ver las cosas buenas. Quiero decirte lo mucho que me dolió que nuestros procesos fueran distintos y que de nuevo decidieras ignorar el proceso y quisiera decir que es porque soy una persona madura y quería verte crecer porque te amé pero la verdad esa parte del proceso solamente era mi ego. Quiero decirte que a veces te extraño, supongo que extraño los momentos falsos donde todo era perfecto (he aquí mi dolor hablando) y es que todavía no he podido dejarlo ir y que a veces si, a veces te odio pero ya nunca, nunca te amo, porque después de tanto me di cuenta que nunca te quise aunque me esforzara por creerlo nunca lo hice, y es que no se puede querer lo que solo se idealiza, por muy bueno que sea tenerle fe a todo lo bueno que una persona puede ser, no es querer si no te quieren como eres. Quiero decirte que te quiero perdonar aunque todavía no lo he hecho quiero decirte que lo intento desde lo más profundo de mi honestidad quiero decirte que estoy tratando. Quiero pedirte perdón por las mentiras y las manipulaciones, porque nunca me bastaste, por todas las veces que te hice sentir inferior, por hacerte una persona desconfiada y por pensar que tú debías resolver mis problemas. Quiero pedirte perdón por la culpa que sé que aunque pida perdón cada enero siempre te acompañará y te recordará tu cobardía y eso es algo que aunque deje de doler siempre tendrá que estar presente. Nuestro error más grande, el aprendizaje que más tiene que marcarse. Quiero decirte que ojalá puedas perdonarme porque si algo he aprendido en todo este tiempo es que el perdón no alivia a quien nos hace dańo sino a nosotros mismos. Y ojalá no sigas siendo lo que tanto has sido y te has esforzado por tapar y ojalá nadie en el mundo cause tanto dolor como para generar tal venganza. Ojalá que por los dos ya haya sido suficiente para saldar la cuota de karma y odio con el mundo. Quiero decirte que tenías razón fuimos más que tóxicos pero sabes como me persiguen las cosas que nunca digo. Quiero decirte que no te empeñes en volar si no sabes como aterrizar porque son hoyos profundos de los cuales no sabemos salir sin ayuda y casi siempre apagan nuestras luces. Quiero decirte gracias por mostrarme que tengo a los mejores amigos del mundo, por hacerme quien soy y recordarme todo lo que perdí de mí en el camino. Gracias por ser siempre quien le daba cuerda al bolígrafo y quien inspiraba las más largas cartas. Pero también que ahora este no es mi camino, ya no quiero escribir sobre estas cosas. Quiero decirte tantas cosas que no puedo decir porque están atascadas en mi garganta. Quiero escupir tanto veneno y dejarlo ir de una buena vez para que se queme entre tanto fuego y nunca más haga falta. Es que entre tanto calor las fogatas no son necesarias. Quiero agradecerte tanto y pedirte tantas veces perdón que la vida no basta pero supongo que la palabra en si ya es suficiente cuando de corazón significa tanto. Quiero decirte que no hay "amor" en el mundo que compre la paz, la tranquilidad y una mente sin ansiedad. Y tampoco lujuria que compense el hecho de no ser la única de no sentirse prioridad. Quiero decirte que luches contra ti mismo aun cuando ya no te conozca y cuando quizá nunca lo hice. Quisiera decirte que no te lo tomes personal pero la verdad siempre lo fue. Quiero decirte que mis acciones no están justificadas por ninguna de las tuyas porque aun cuando el demonio pueda ser el peor ser existente en la faz de nuestra consciencia el libre albedrío existe y algunas acciones simplemente no deben ejecutarse por mucho que se piensen. Quiero decirte que desearía devolver el tiempo y que nunca hubieras hecho lo que hiciste. Aunque simplemente seria mucho mas fácil nunca haberte conocido. Quiero decirte que esta cruz de culpa la suelto hoy con todos los llantos y latidos escuchados. Quiero decirte que aunque nunca hayamos podido descubrir el momento de verdad en todas nuestras mentiras ten la certeza de que siempre hubo algo. Y es que siempre lo hay. Ojalá que dejemos de repetir historias porque ya nos hemos dado suficientes golpes de realidad. Gracias por recordarme todo lo que olvidé de mí en el camino y por enseñarme a ser mejor persona y no tan ingenua. Gracias por ser el golpe más fuerte, porque entre tanta terquedad solo así pude aprender. Quizá seas una excelente persona pero a mi nunca me tocó la mejor versión de ti porque no supe ser la mejor versión de mí misma. Pero recuerda que aun en los días grises hasta de las peores cosas se obtienen cosas buenas. Lecciones por ejemplo. Saluda a tus demonios por mi, mientras yo hoy dejo ir a los míos. 

Fin del capítulo, de la historia, del libro… ya ves que no todas las muertes son algo negativo. 

Sunday, May 31, 2015

-me quedo, aunque no debería quedarme-

Pasan las noches en la soledad de mi compañía y los recuerdos de un pasado no tan lejano se hacen presentes para recordarme que es momento de pensar, de recordar, de decidir quizá. Últimamente el mundo se detiene a tu lado y las luces de aquella ciudad que en algún momento fue desconocida vienen a mi mente, y con ellas tu recuerdo y con él, el tormentoso presente que nos trae solo despedidas e imposibles. Cuando por fin logro huir de tu encanto corro a mi cuarto apresurada sin mirar atrás, no quiero tropezarme con la tentación de tu recuerdo, y en la intimidad de mi cama a veces temo que sea demasiado tarde.

De nuevo vuelvo a ser aquella niña pequeña en la oscuridad de su soledad y sus miedos, con la certeza de que es demasiado tarde para corregir el error de su existencia, y a medida que crecemos los errores de la existencia se van haciendo más grandes y ahí estás tú y de nuevo, aquí estoy yo. Sintiendo que es demasiado tarde para ver las estrellas en tus ojos cada vez que escuchas mi risa, el rubor en tus mejillas cuando te miro diciendo que eres tú e incluso tarde para pedir perdón por todas las lágrimas en el camino que no fueron de felicidad. Y justo en ese preciso momento sé que la culpa no me abandona, no hoy.

¿Qué hacemos cuando es demasiado tarde para el amor escondido que nos hemos encargado de resguardar? Cuando solo me quedan los besos en aquella ciudad tan fría que a tu lado era lo más parecido a un hogar. ¿Qué hacemos con las miradas recelosas de mis encuentros con alguien más? ¿Qué hago con la desolación de ver tus labios en los labios de cualquiera otra menos yo? Y dime qué hago con la electricidad que sienten mis brazos al rozarte si saben que te mueres por en ellos descansar.

Mientras descubrimos que hacemos el miedo recorre mi cuerpo y la pregunta incesante se aloja en mi cabeza ¿es que acaso es demasiado tarde para amarte? ante el destiempo y lo prohibido de este amor me quedo con los besos de aquella noche donde fui solamente yo y aquellos ojos dulces y tristes que más adelante serían el sello de mi muerte, me quedo con la culpa de no quererte antes o no saber cuándo quererte.

Me quedo con más de un te amo quemándose en mi pecho y el deseo efervescente  de que no me faltes nunca, no tú. Me quedo contigo y a la vez sin ti, en lo más triste de lo prohibido y la más profunda de mis fantasías, me quedo con todo lo que somos sin ser, con el sabor del destiempo y la esperanza de un futuro juntos, me quedo con el gusto amargo de olvidarte mientras aun me queda tiempo.


Así que mientras me quedo con todo esto, también me quedo pensándote mientras no te pueda tener. 


Monday, May 25, 2015

-Querida nena: aunque no lo creas, no es tu culpa-

Querida nena

Te escribo como diría tú cantante preferido, desde los centros de mi propia existencia; desde lo más profundo de mis palabras y de mi dolor; desde la oscuridad más abismal: el fondo de mis pensamientos. Donde no existe el aire y no llega la luz, donde se guardan mis aspiraciones y mis grandes miedos.

Te escribo a ti porque sé que eres la única que va a entenderme, a ti que aunque no quieras hacerlo lo haces. A ti que me conoces como nadie porque ambas hemos estado en la misma oscuridad, a ti, antes de que la realidad te vuelva más estoica, a ti que aun te queda tanto mundo por recorrer (te). A ti que necesitas ser salvada antes de que termines de destruirte, antes de que vayas en tu contra.

No hay atajos, ni respuestas sencillas nena, el camino no es fácil y solo tú puedes recorrerlo, pero no es eterno, ni imposible. Sé que piensas que repito esto como manera de darte aliento, otro cliché más dirás, pero lo logré nena, salí de ese pozo que parecía no tener fondo y hoy vengo a contarte cómo, pero antes, antes debo llegar a ti.

La primavera parece acabar y con ella acaban las lluvias y llega el verano, el sol radiante después de tanto frío de invierno y tantas lluvias de primavera, golpea tu puerta, pero para ti aquellos rayos de sol brillante solo son un día más en el invierno de tu soledad, en tu propia oscuridad. Todo esto solo lo sabes tú, y ahora yo.

Tú que te acobijas con el llanto y la soledad cada noche, en la plegaria permanente del querer que cese. Tú que debes ponerte la sonrisa que tanto te cuesta mantener, el disfraz ante quienes esperan tu caída porque guardan la satisfacción de un te lo dije. Y mientras tanto qué…

Mientras tanto tras esa sonrisa te vas consumiendo, entre recuerdos y mañanas, entre llantos y esperanzas, entre un amor que se mantiene por la falta de amor propio en estado de necesidad, con la certeza de que no será mejor pero la viva ilusión de que algún día lo será. Entre lo paradójico y lo irreversible.

Y es que te entregaste sin medida a los primeros ojos que se posaron en ti, mirándote como tú nunca te has podido mirar, valiéndose de tus inseguridades para encontrar las palabras perfectas.

Te convences de que funcionará. Total…eres perfecta en el papel de actriz, lo has hecho toda tu vida. Ignoras las noches de llanto e incluso el ruego por un mañana mejor, vas idealizando cada beso, cada palabra, cada momento y de a poco le eres infiel a tus principios y con ellos a ti misma. Haces caso omiso a tu instinto y a la intranquilidad que desde hace tanto no sentías pero que día a día se volverá tu hogar.

No podemos vivir de recuerdos rotos, ni de lo que no somos dijo alguien, sin saber que desde el momento en el que pisaste esta tierra ya estabas respirando lo que no eras, soñando con todo lo que podrías ser, basado en todo aquello que no tuviste.

Y así te vas poniendo en contra, en contra del mundo, en contra de vos nena, y vas cediendo ante la locura sin saber que todo lo que te hace falta es amar (te).

Cada vez te ves peor, la sonrisa ya no disimula el llanto. De personas pasamos a culpar a meses y de meses a momentos. Los culpamos de nuestros estragos, de las consecuencias que nuestra falta de amor propio ha hecho en nosotras mismas, y encerrada en aquella verdad que nos limita (que no es más que una pequeña distorsión) nos vamos cerrando… y no habrá amor en el mundo que logre abrirnos si nos falta el nuestro nena.

Y me pregunto ahora, como me pregunté en aquel momento, cómo es que no nos dimos cuenta que para volar solo hacía falta aceptarnos.

Sé que hay una caricia guardada en aquel hombre, después de varias horas (puede prolongarse a días) de tortura. Sé también que se atesora aquella caricia de manera inigualable, pidiendo que aquel momento nunca acabe. Pidiéndole a alguien que por favor no sea peor.

Y no es tu culpa nena, no es tu culpa… sé que hemos repetido esta frase demasiadas veces, pero necesito que la entiendas. Alguna vez te has preguntado ¿cuántas caricias guardamos dentro nuestro? Caricias que esperan nuestro gentil tacto para ser desbloqueadas, caricias que esperan tu atención para amarte. Pero ahí estás, siendo roca en el mar, esperando a ser golpeada por la ola, dejando de lado un amor infinito que solo tú puedes darte, mientras tanto, aquella ola se lleva todo a su paso y deja solamente las migajas de un amor que según tú es y sin embargo vives preguntándote si será.

Voy viendo cómo te me pierdes nena, como cada día te metes más en tu disfraz, como te vuelves experta en guerrear tu propia falta y aprendiendo a ocultar aquel llanto que ya parece estar adherido a ti. Pero tras aquella sonrisa yo sé que todo está mal. Porque nena algún día entenderás que no hay amor en el mundo que pueda llenar el vacío que muestran nuestras acciones cuando no nos sabemos amar, y despacito te lo digo, mediante esta carta, que depende de ti quitarle la cortina a la ventana y que aquellos eternos inviernos se conviertan en ayer, siempre y cuando al presente no le falte tu querer.

Y repite aunque no creas, que algún día creerás, las siguientes palabras que en la noche ayudarán.

-no es tu culpa nena, no es tu culpa- 

Sunday, May 17, 2015

-don pupilas dilatadas-

Una vez hablaste de aquella mujer cuya sonrisa podía alumbrar una habitación entera. Decías que entre todos sus miedos solía comportarse como una niña. Entre sonrisas, latidos y besos ella era feliz. Lo sabias tú, lo sabía él y así fue como lo supe yo. 

Escuché esta historia sabiendo que no debía creerla, pero aquella frase sonaba tan linda que era imposible no sonreír y ante aquella sonrisa tus pupilas se dilataron y yo… yo supe que hablabas de mí.

Mi cuarto está oscuro e intento abrir la ventana para que entre un poco de luz, es algo tarde lo sé. Intento sonreirle a la ventana a ver si todavía me funciona, pero entre tanta soledad parece imposible alumbrar este lugar y justo a las seis, donde todavía hay claridad y soy incapaz de verme descubrí que esta no es la clase de oscuridad que me da calma. 

Me tiendo en mi cama cansada de sonreírle a la ventana en vano y juego, juego a que me olvido de tu nombre mientras sueño que te encuentro. Tú en otra historia con tu vida ya hecha, con el perro que nunca llegamos a tener, alguien más de tu lado y por supuesto aquel diario escondido con fechas y miles de nombres. Sé que jamás estuve de primera en aquella lista, pero supongo no era importante cuando para mí habían tantas letras sobrantes. 

Abro los ojos y quisiera decir que lo logré, que te he olvidado, que ya no sueño contigo, que me olvidé de tu nombre, que este cuarto completamente oscuro no huele a ti y que la vela líquida que cada domingo en conmemoración nuestra enciendo no me trae los más dulces recuerdos de aquellos apasionados encuentros, los nuestros. Y sin querer… (Pero quizá queriendo) vuelvo, vuelvo a la nostalgia de hace cuarenta y un días cuando al parecer ese último beso guardada el primer adiós verdadero, donde por última vez fuiste mío, sí, mío, entre comillas, negrita y subrayado, como nunca lo fuiste y como de nadie lo has sido. Y entre tantas fechas recuerdo el veinte de enero y todos los poemas previos a tu encuentro… a veces creo que sigo en ese mismo lugar. 

Me han puesto a elegir entre no conservar nuestros recuerdos o dejar de un lado mis palabras, es difícil escoger entre lo que más se ama incluso cuando de a poco vamos odiándonos. 

Ya la música ha vuelto a mí, después de casi sesenta días donde ni siquiera había podido escucharla y es que todos sabemos que el veintisiete lleva años haciendo estragos en mi persona, sin embargo poco a poco me voy recuperando, o eso afirmo cada año donde a veces no recuerdo ni siquiera el sonido de su voz, aunque el frío de aquella madrugada sea incapaz de olvidar, todavía me acompaña. Mientras tanto me recuerdo que a tu pecho ya no vuelvo, que tu corazón ya no me hace falta al dormir (encontré otros latidos que me dan más seguridad) de rodillas no me encuentro y mucho menos preguntándome cuantas habrán pasado por ahí y cuantas más pasaran. 

No obstante aquí estoy, escribiéndonos, describiéndonos, escribiendo, escribiéndote, describiéndote… a ti, sí, a ti que me prometiste amaneceres llenos de estrellas porque siempre ha sido fácil prometer lo imposible; a ti que pintaste para siempre llenos de nosotros y entre tanta escasez no consigo nuevos lienzos, a ti que me llevaste al infierno tantas veces para mostrarme que la calma eran tus brazos, mi sosiego tu tranquilidad y mis llantos tus guerras, tus tormentos llenos de ira, tus demonios que sonreían de manera tentadora y eventualmente los aprendí a querer. A ti que fuiste el culpable de tantas sonrisas –verdaderas- cuando la oxitocina te proclamaba one and only.

Guardo una colección de poemas y cartas que por respeto y miedo jamás me he atrevido a publicar, esta no será una de esas, pues ya no tengo a quien guardar respeto… aquellas que hablan de lujuria extrema estoy segura llevaban tu nombre y esos que hablaban de amor, las mismas que decías no eran tan buenas, llevan el de alguien más. Ahora nos quedamos ahí, en una carpeta llamada pasado, con miles de cartas que jamás hablaron de amor. Ahí en la nostalgia del pasado que nunca fue bueno como para poder anhelarse. 

Tú que sabias de mi obsesión con estaciones y trenes me llevaste a la única estación donde de cada destino solo había un ticket y nosotros éramos dos. Busque un mapamundi y dándole vueltas deseando solo estar lejos de ti escogí mi ticket. Para nuestra sorpresa, diferentes trenes llegaban a la misma ciudad y nosotros terminamos en la misma… con la luz de una mirada que jamás reflejó amor porque las promesas fáciles de hacer eran imposibles. Y con esta carta, no formando parte de una colección con mención a no publicación, en la misma habitación, con los mismos recuerdos, las mismas rodillas llenas de marcas y la misma sonrisa que ahora cada día es más real, te voy arrancando de raíz, esperando que para el próximo no haya ningún respeto al escribir, porque en lo bueno corazón… en lo bueno ya no fallo.


Voy sonriendo y quizá la misma ciudad, donde aún te encuentras, se está alumbrando. 

Thursday, April 23, 2015

-regresiones-

Me gustas más cuando sé que no te duelo.
Me gusto más cuando sé que no me dueles.

En varias ocasiones quisiera poder devolver el tiempo y preguntarle a aquella niña qué es lo que siente, qué piensa y por primera vez escucharla a ella, antes de que todo se haya desvanecido, quisiera poder correr a la realidad solo por un segundo, a ese dolor del que tanto huí y poderlo pensar fríamente, poderlo sentir, suena descabellado pero después de tantas cosas sé que no es imposible.

Sé que hay una niña en aquel cuarto, que mira con ojos tristes,  que te dice que te vayas porque nadie más se ha quedado… cómo ella podría soportar que alguien la quisiera, ella lo sabe, todos se van, todo pasa, nada dura… eso la asusta, aunque sé que debería calmarla y se pregunta cómo dejar entrar a alguien que va a partir. Eventualmente se van me dice… lo sé respondo y la entiendo, ella sabe que la entiendo, pero necesito darle esperanza, necesito que crea en ella, que crea en mí, así que respondo: es lo más bello de esto… eventualmente pasa, dije esto como recordándolo, así como me gusta, sin dolor.

Dejé a esta pequeña niña a un lado y avance más adelante, ella no había crecido mucho sin embargo lucía completamente diferente, sus ojos llenos de lágrimas reflejaban la rabia que contenía en su cuerpo, nadie habría podido pensar que algo tan pequeño podría contener tanta rabia, recuerdo que pensé que su rabia podía destruir el mundo, y así fue, aquella rabia destruyo el nuestro… salí de mis pensamientos y le pregunté qué le pasaba, contestó que le habían robado la vida, es una frase demasiado fuerte para una niña tan pequeña pensé pero tenía que intentarlo, tenía que saber a qué se refería, después de todo era yo misma quien iba a cargar con esas cruces.

La dejé hablar y comprendí que nunca entendió cómo todo pasa y como nada dura, solo se quedó con que todos eventualmente se van pero más que eso me sorprendió el hecho de lo que el amor había logrado hacerle… todavía intento descubrir si aquella atrocidad pudo llamarse amor, y es que jamás imaginé que iría en contra de mis principios por alguien más y mucho menos en nombre del amor en contra de alguien más, y así fue, ese fue el comienzo de todo lo demás, es como si una vez que fueras en contra de tus principios nada ni nadie te impide seguir  rompiendo tus reglas… cómo podemos ir contra nosotros mismos por alguien más. Buscamos amor y el amor más grande, más puro de alguna forma lo matamos y con el todos nuestros sueños y con nuestros sueños nuestra inocencia y con nuestra inocencia se nos va poco a poco la vida, en cada día, en cada llamada donde el fondo es el viento de una ventana o el llorar desesperados, en el quedarnos por miedo, en el no sernos fiel a nosotros mismos, en esas noches donde te sientes culpable por el simple hecho de irte a dormir o donde no sabes si tienes miedo de que no conteste o de que siga allí….

A veces quisiera volver a esos momentos para cambiarlos pero sé, que mientras tanto, mientras no puedo volver me toca pedir perdón desde el fondo de mi corazón, porque todo, todo pasa.  


Monday, April 20, 2015

-reflexiones de una mente confundida, que se va aclarando-

“Piérdete en mí y quizá te encuentres”

 Una frase de un grafiti, en una de las calles de mi ciudad, la cual hace años frecuentaba mucho y en estos últimos días ha estado dando vueltas en mi cabeza. Debo confesar que aunque la frase siempre sonó muy linda jamás la entendí del todo, retuitié la frase, le di like a cada persona que en instagram colocaba la foto del grafiti, la miraba y me parecía súper profunda pero dentro de mí lo único que podía preguntarme era ¿cómo carajo perdiéndome en otra persona voy a lograr encontrarme? estaría  perdida por amor a Jesús… pero bueno, algo de poeta siempre he tenido y dejaba de darle vueltas a la frase porque la poesía es así, sin sentido.

La verdad, ahora, cuatro – cinco años después creo que para el momento, simplemente nunca me había perdido (tanto) en alguien como para lograr encontrarme, Eso y que estaba viendo la frase desde un punto bastante literal, pero para la poca sorpresa del Sheldon interno que hay en mí, terminé perdida. Entonces me pregunto ¿Hasta qué punto debemos perdernos en otras personas para encontrarnos? sí lo sé,  esto suena a una pregunta de TDC (teoría del conocimiento) en pleno quinto año y apunto del BI (bachillerato internacional), amigos vueltos locos, Angélica pidiéndome asesorías con los ensayos  y yo colocándole hasta qué punto a toda pregunta para que sonara un poco más TOK (las siglas en ingles de TDC), pero lo cierto es que hoy, dos años después, mirando la frase y mi pregunta con lenguaje tokiano y más dentro de mí me doy cuenta que sí, que a veces nos hace falta (me hizo falta) perdernos hasta un punto muy hondo en alguien/algo más para poder encontrarnos, es ahí cuando recuerdo la siguiente cita de Cortázar, que también se pasea por mi cabeza cada tres veces por semana aproximadamente, “Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte.” Sí, la frase es bella, a su manera, pero a mí hasta hace poco solo me generaba rabia, y es que me daba tanta rabia tener que mirarlo y verme… aunque quise desviar la mirada muchas veces, sus acciones no me dejaban porque me mostraban todo lo que yo odiaba de mí.

Es irónico, como a veces las acciones de otra persona pueden mostrarnos tanto de nosotros mismos, de lo que hay dentro. Él fue mi espejo y uno que ni queriendo no mirarme, me dejaba de reflejar en él. Y ahí, diciéndole esta frase con rabia a un aproximado de siete mensajes por segundo, en plena pelea por Whatsapp, por fin entendí la frase, (todos los likes y rt comenzaron a tener sentido) y sí, perdiéndome en alguien más me había encontrado, por el simple y llano hecho de que me había mostrado que estaba perdida, me había ayudado a dar el primer paso, el “hey que estoy haciendo, no quiero ser esta persona” y justo ahí, en frente de mí, en esa pelea de doscientos mensajes sin leer en solo 10 minutos, o en la conversación con mi mejor amiga diciéndole todo lo que el tipo no era, ahí estaba yo y todo lo que me molestaba de mí. En eso que hacía llamar él aun cuando quería desviar la mirada para no ver-/le/me

Había estado demasiado perdida sin darme cuenta, me perdí en el camino, me alejé de mis luces, mis metas, mi rumbo e incluso juraba que me estaba entregando de pies a cabeza a alguien cuando yo ni siquiera me tenía. ¿Loco, no?  Y fue ahí cuando se vinieron los golpes y después de “él no se merece a alguien como yo, yo soy demasiada mujer para él” “es un desgraciado y me jodió la vida” o “es que yo no soy suficiente para él”, “todo lo que pasa es mi culpa”, “la felicidad no está hecha para mí” y un sinfín de frases que hasta hace dos meses eran mi pan de cada día (cualquiera de las dos facetas) me di cuenta que era yo, que la respuesta siempre había estado en mí y que todo el piérdete en mí, o el eres mi espejo, apuntaba siempre a lo mismo, que las noches en vela, los días llorando, el respectivo stalkeo y las diferentes frases, todas me llevaban a abril, que sí, que quizá no lo vi antes porque aparte del pensamiento sumamente literal, la inocencia que en parte aún conservo y cualquier otra cosa por la cual en el momento no pude comprender tantas frases iban a cobrar sentido en tal esperado abril y me quedé como Alex Ubago, guardando solo lo mágico que nació en abril. Aquí es donde mis pensamientos se atropellan por tener sentido, están luchando por ordenarse, y que aunque este post no tenga mucho sentido, me lo debo a mi misma.

Y es que estuve tanto tiempo sumida en la idea de que los problemas eran de alguien más y por eso alguien más debía resolverlos, simplemente porque dentro de mi había tanto ruido, tantas voces internas que no quise escuchar sino acallar que sinceramente me daba miedo escucharlas, me daba miedo encontrarme con algo que no pudiera lidiar… pero no fue así, no fue el fin del mundo, aquí estoy escribiendo esto. Lo que quiero decir con esto es que en ocasiones estamos tan preocupados echándole la culpa a alguien más y criticando al tercero que no vemos que somos nosotros mismos los que nos dolemos, lo que nos molesta, por qué, porque aceptar eso sería aceptar que la mentira se nos vino abajo y que la excusa no nos sirve, que todo el montón de miedo que tenemos sin resolver hay que resolverlo, que nosotros y solo nosotros, somos la respuesta. Y puedes como yo perderte cuatro años en alguien más hasta llegar más abajo del océano pacifico, más allá de donde se encuentra el petróleo y encontrarte o ser sabio y cuando te moleste algo de alguien corregirlo en ti mismo (para esto se necesitan suficientes golpes antes).

Yo era de las que pensaba que no tenía que poner la mano en la hornilla para saber que no debía tocar lo caliente o que me iba a quemar y vivía con el pensamiento de que sí podíamos aprender de las experiencias de terceros, sino para qué nos iban a servir los libros de historia, sin embargo, desde que tengo uso de razón mi mamá utilizaba las siguientes frases: “qué veo en ti que se parece a mí”, “cada quien juzga por su condición” y “cada quien es el reflejo de mis pensamientos” debo haber escuchado esta frase por lo menos 265 días del año desde que tengo seis aproximadamente y jamás hasta estos meses logré aplicarlas en mi vida, entonces sí… tuve que poner la mano en la hornilla para aprender que el fuego quema.


Pasé los últimos años con demasiado sin resolver, demasiado equipaje por decirlo así y queriendo que alguien más, ese… ustedes saben “The One”; porque para colmo sin importar si tenía 12 o 19, el tipo ya tenía la etiqueta de que era el nombre de mi vida, con quien me iba a casar, a tener mi casa con jardín y los hijos de max (mi perro) y obviamente mis tres niñitas, que hasta nombre tienen solo les falta el apellido y bueno la mitad del ADN; viniera a resolver todos mis problemas y no estoy hablando simplemente del apellido y la mitad del ADN de Sabrina, Julieta y Elizabeth, no, sino también de todas mis inseguridades, mis daddys issues, mis miedos, mis creencias de novela y demás y no vale… la cosa definitivamente no fue así, porque no es así, no debe ser así y no le corresponde a nadie más que a uno mismo resolver sus vainas, así que saquémonos de una el mojón mental. Claro que es chévere que Pedro (por ponerle un nombre) no sea un Don Juan y tenga una lista de a cuantas me cojo en un año y entre esa estés tú de repitiente todos los años que creíste estuviste con él. Pero de todo lo demás el compararse con las amigas, los celos absurdos, el que no puedan ni dormir porque ya hay otro, no es parte de Pedro resolverlo, nos toca a nosotros, porque nuestras son las inseguridades, no de pedro… porque nadie más va a resolver tus rollos por ti y es que ni que Dios mismo baje, si tu no quieres, ni aceptas, ni con toda la ayuda vas a salir de ahí, y bueno así fue, a mí Dios me pudo haber bajado, llegaron más de mil príncipes de todos los colores y no pude ver las cosas diferentes porque yo misma no quise hacerlo. Así que espero que este post le pueda servir a alguien que esté en esa misma conversación de siete mensajes por segundo sin darse cuenta que nuestra respuesta somos nosotros mismos y sino le sirve a nadie por lo menos me sirve a mí, como el reminder de que estoy más cerca de lo que pude haberlo estado porque por lo menos estoy dando el primer paso. 

Supongo que ahora cuando me digan, no eres tú soy yo, lo entenderé y no me molestaré tanto, porque verdaderamente era yo y no él, y en su caso era él y no yo, y así vamos... 


Wednesday, April 15, 2015

-constelaciones de sonrisas-

Pasé años buscándote sin saber que siempre estuviste, sí, te busqué, en los lugares equivocados quizá, en sus lunares color tierra, en sus vasos a medio acabar, y aunque no lo creas te busqué. Sin saber que eran tus pecas las que simulaban constelaciones cuando se juntaban con los hoyuelos de mi sonrisa y hoy te vi, nos vi. En medio de la multitud, entre tanto ruido, con la ropa puesta y noches enteras sin soñar, con una caja de cigarros que de tan solo pensarte me queda media y que de nombrarte ya se ha encendido. 

Te vi y lo recuerdo como si fuera la primera vez, con tu jean color azul, casi como cualquier otro pero solo tuyo y aquella franela negra algo vieja que usabas incluso debajo de tu camisa más formal porque decías te traía suerte al cantar. En aquel bar el tiempo no había pasado y escuchar tu voz como soundtrack de mis penas y aquella noche fue la sensación más increíble que alguien como yo pudo haber vivido. Quisiera poder describirlo con palabras pero solo quien haya escuchado tu voz en aquel lugar puede entender lo que estoy diciendo. 

Sé que nunca he sido buena escribiendo cosas felices pero por ti, por ti hoy hago el intento. Lo intento con la mejor de mis ganas y mi más bonita letra, incluso legible, sin perderse mucho en pensamientos para que puedas entenderla. Porque tú, tú me recuerdas todo lo bonito de la vida, de mi vida cuando estás en ella. Tú, tú eres la luz de mis recuerdos y hablar de ti es pedirte que esta noche sea eterna y que al finalizar le des descanso a mi sonrisa que sabemos que mañana seguirá brillando por ti. 

Volviste a aquel bar como buscando-me/nos/te como preguntando con la mirada si seguía escribiendo poemas para ese niño que solo aceptaba mi sonrisa si venia después de quitarme la ropa, mientras que tú nunca necesitaste desvestirme para desnudarme, tú simplemente me desbloqueabas con aquella sonrisa. Te mostré mi diario y sonreíste, las páginas estaban en blanco, sabias que este era un nuevo capítulo, no sabias que a veces escribo desde la última página y que esa tenía tu nombre. Comenzaste a hablarme de tu música, tus padres, el perro que nunca tuvimos y tus clases de francés sin acabar. Yo escuchaba deleitada y cuando llegó mi turno tararee en tu oído lo que recordaba de aquella canción que siempre habló de ti y sonreíste. 

Pasadas las veintitrés dijiste que era tarde y debías irte, tus ojos recorrían mis labios tratando de adivinar si mi adiós era un hasta luego o un adiós definitivo y te fuiste. Al llegar a casa tomé aquel cuaderno que nunca habló de él y te escribí esto esperando que al leerlo te des cuenta que sí… que es hasta luego, hasta siempre, que te encontré, que voy contigo, que mi sonrisa no para de gritar tu nombre y este poema lleva tus iniciales escondidas en el, que todas las tachaduras son lindas porque hablan de ti y que te estuve buscando, que espero que no sea tarde porque hoy te he visto y te he encontrado. Porque en aquel beso que no fue supe que eras tú. 

Porque por ti vuelvo a aquel bar, escribo legible y bonito, con tu canción en repeat y la vida, la vida me habla lindo, porque a tu lado sé, que no necesito más que una sonrisa y que tus pecas son el camino que a su lado llevan al cielo. Que no debo temer, que si sonrío no voy a perderle y que si te beso no me engañas. Porque a tu lado sé que soy yo y no alguien más, porque por ti veo lo más importante, sé cuando llorando de la risa no puedo más que a tu lado yo soy.