Llevaba
años perdida y ni siquiera lo había notado, divagando, delirando, intentando evitar
la realidad, huyendo de mi… supongo que no hay dolor más fuerte que el no
querer encontrarnos y me pregunto ¿Qué cosa tan mala existe en mí que llevo
años evitándolo? Y a su vez, de dónde emerge tanta tristeza, tanto miedo, tanto
dolor. Y con esas preguntas tomé mi maleta y decidí salir corriendo, salir
corriendo a unos brazos que no me lanzaran preguntas sino que fueran capaz de
acallar mi propia voz, los tuyos parecían ser perfectos, durante mucho tiempo
incluso parecían ser la respuesta y el
camino, aquel calor tan reconfortante cuando yacía en ellos jamás me hicieron
pensar que fue mi falta de amor quien los trajo allí. Sin embargo nada dura.
Ahora
me doy cuenta que fui yo quien quiso encontrarse en otros brazos, cuando en
realidad en ellos solo huía de mí, sabes, por momentos pensé que eras el mejor
lugar para estar, ese donde mi alma podía sentarse a descansar, donde por
primera vez sentí que podía ser yo misma, sí suena irónico que ante tanta
adversidad y mentiras me sintiera tan real, pero por primera vez sentí que
estaba en el lugar correcto, solo contigo tuve esa certeza.
Mirando
al pasado no me atrevo a llamarte error, ni arrepentimiento, aprendizaje tal
vez… pues fuiste tú quien muchas veces me trajo a esta estación y fui yo quien
tantas más tomó el tren a ti, ese que huía de mí. Debo confesar que estaba
ciega pues estaban todas las señales, las flores nunca estuvieron y los
chocolates solo eran para los enamorados, las peleas nuestro daily basics y en
realidad aquella estación siempre fue mi única solución, pero no quería soluciones
quería salidas.
Después de años divagando donde la única forma de no sentirme inerte era besarte me
encuentro perdida en mi propia estación, al principio el lugar estaba lleno de
recuerdos y espacios grises, hoy empiezo a encontrarle un poco de color a las
paredes. Las preguntas corren detrás de mí y a veces me da miedo que las
respuestas, que sé están dentro de mí, duelan demasiado. No voy a mentirte y
decirte que cuando me siento en aquel banco que mira justo a tu tren no me
duelen los besos que se sintieron reales ni aquella noche en la cual a tu lado
te decía que eran tus brazos mi lugar preferido y que un te amo se adaptaba
perfectamente a la situación. Pero de cierta forma agradezco que seas tú quien me
trajo a este lugar, aunque con miles de reproches, entre esos, el por qué me
quedé tantas veces.
Sé
que fueron los ojos verdes que le aseguraron el cese de fuego a mi guerra,
aquella boca que tantas veces proclamó paz, la que siempre dijo lo que quise
escuchar y esos brazos que durante mi propia guerra fueron seguridad.
Hace
no tanto decidí quedarme en aquel tren donde me dejaste, ese que prometiste
llevaba a tu olvido y mi encuentro, y en medio de él abordaste a pedir una
oportunidad, sin embargo, esta estación más que hablar de los dos solo habla de
mí y ni siquiera yo creo estar aquí, no está tan poblada y las interrogantes
son niños corriendo detrás de mí, hoy a varias semanas los niños han ido
disminuyendo y ahora juegan entre ellos y en ocasiones encuentro la paz
simplemente viéndolos. Quisiera decirte que en esta estación ya no hay más
trenes que me hagan huir o que no espero encontrarte en aquel vagón del cual
salí corriendo por si algún día ser yo misma se siente extraño. La verdad es
que aquel tren está parado y la taquilla a cualquier destino que no sea yo
tiene varios tickets, sí lo sé, soy yo quien debe quedarse, y por ahora
quisiera afirmar que no lo necesito y aunque no sé a dónde me lleva esta carta,
supongo que lo que quería decir era que a pesar de las mentiras te agradezco
traerme al lugar donde siempre debí estar.
orgulloso de ti chiquita
ReplyDeletegracias gracias gracias <3
DeleteMe has llevado a esa estación con tus palabras. Qué dulcura! Espero que llegues a ese destino en el que te cruces contigo misma.
ReplyDeleteUn beso.
Gracias <3 significa mucho para mí que entre tanta tristeza encuentre cosas buenas como este comentario.
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