Querido alguien, espero que seas
capaz de leer esto.
¿Cuántas veces no hemos deseado que alguien nos
escuche y calle? Pero somos tan inconformes que solo queremos a ese alguien,
ese que tal vez no esté dispuesto a escucharnos o a aceptar lo que decimos,
entonces decidí escribir esta carta, para mi alguien, ese alguien que no
escucha ni ve lo que quiero, pero que en un determinado momento dijo todo
aquello que no esperaba escuchar y que me ayudó tanto, esta carta es para ese
alguien que sin pensarlo cambió mi vida, querido alguien, espero que seas capaz
de leer esto.
Puedo empezar esta carta, siendo muy formal, con un
cordial saludo pero a quién engaño, no es lo que quiero, he venido a hablar de
sentimientos y mantengo esa esperanza, de que aún me escuches, no calles… para
mí no es necesario que tú lo hagas, siempre me ha gustado escucharte.
Hace tanto tiempo que no hablamos y quizá no te
imaginas pero he cambiado, todos esos pequeños detalles que me hacían peor, hoy
me hacen ser quien soy y tal vez hasta mejor, tomé cada uno de nuestros errores
y los convertí en poema, en cientos de versos que esperan por tu lectura, te
cuento desde que te fuiste me ha encantado escribir, sobre todo porque lo hago
de ti y hasta a veces para ti, como en este momento.
Siempre he pensado que están esos recuerdos que
atormentan constantemente y otros que simplemente nos hacen sonreír, te
encuentras entre los dos, vivo entre recuerdos, nuestros recuerdos, que aún
gritan tu nombre, esperando que regreses como lo hacías antes, pidiendo
disculpas y afrontado los hechos, no sabes cuánto te echo de menos y hasta a
veces pienso que vivo del arrepentimiento.
¿Te había dicho cuán difícil es perder cuando no
quieres? ¿O alguna vez te mencioné lo mucho que extraño tus
consejos? Sé que crees que no lo he hecho, pero yo pienso que no me
has escuchado, mi voz para ti ya no es importante, se oye como un susurro
intentando ser escuchado por los oídos adecuados, ¿Estás de acuerdo?
Hablemos de ti, ¿Cómo van tus sueños? ¿Y tu
orgullo, qué tal está? ¿Sigue siendo el mismo escudo de siempre? Sé que te sigue
alejando de mí, pero supongo, no es importante. Lo único que si puedo afirmarte
es que sigues cambiando mi mundo, día tras día, ¿Impresionante no? Como una
sonrisa nos puede cambiar la vida o una discusión traernos la más grande
infelicidad, me sigues enseñando eso, aunque no te des cuenta.
No es que tus recuerdos no sean una buena fuente de
inspiración, todo lo contrario, pero… ¿Cuántas veces no hablábamos sobre dejar
ir el pasado? No lo estoy haciendo, no le estoy siendo fiel a nuestras propias
promesas.
No sé si sabes, pero odio esas promesas, esas que
dicen ‘para siempre’ las cuales nunca cumplimos, suena irónico ¿no? Ya entiendo
perfectamente eso de “nunca digas nunca y tampoco digas siempre” porque es tan
falso, “el nunca, nunca se cumple y el siempre, siempre termina” es irónico,
pero es así, ambiguo como la vida. Vida a lo que yo llamo destino y tú nombras
como elecciones, entonces es mi pregunta ¿Fue nuestra elección terminar así?
¿Es mi elección seguir escribiéndole a un público inerte? Ya lo creo, ah y creo
que has podido notar, soy de esas que ahora hace muchas preguntas, ¿Estás
dispuesto a darle respuesta? Porque yo sigo aquí, dispuesta a escuchar cada
palabra que tu boca pueda pronunciar o cada palabra que tus manos estén
pensando en escribir, todo aquello que en un determinado momento no significó
nada, y unas cuantas respuestas, tal vez inútiles, hoy significan todo.
Querido alguien, se me olvidó mencionarlo, pero
creo que después de todo, es más que obvio, aún te quiero y perdón por repetirlo
pero… te extraño.
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